y ahora qué

4. cómo seguir

He perdido completamente el rumbo de mi vida, ya no se donde esta el norte y mucho menos el sur. El hilo que llevaba ha desaparecido, no se como actuar, ni que hacer, ahora mismo, no se nada. 

Todo ha cambiado para mi, abrir los ojos es lo peor que puedes hacer, ver como todo a tu al rededor era completamente una mentira, que solo la utilidad de la gente es lo que cuenta para mantener a alguien a tu lado, una vez que ya no te sirve, cierras la puerta y a la mierda.

Duele ver como todo lo que pensabas que iba a ser duradero, largo, por así decirlo, eterno, desaparece, sin darte cuenta, en cuestión de segundos, todo se va como si jamás hubiese estado presente. 

La mente no para de dar vueltas a lo mismo, sin encontrar una solución a este desorden, también puede ser porque no la hay. Te das cuenta del vacío interno que tienes, el cual ves imposible de llenar de ninguna manera existente. 

Ver como estas sola entre tanta gente, como gritas y nadie te escucha, como te esquivan, sentir que sobras en todos los sitios, darte cuenta de que cada vez tienes a menos gente a tu lado, y es cierto que con pocas personas, siendo verdaderas valen, pero..y si tienes pocas y encima falsas, ¿que se debe hacer? ¿sonreír como si nada?  

Mover cielo, mar y tierra por alguien, y que nadie mueva un dedo por ti, eso sin duda es lo que marca a alguien, lo que le lleva a alguien a convertirse en frío, a tener un corazón de piedra, a no tener sentimiento alguno, ni sentir pena por nadie, eso es lo que lleva a alguien a cambiar, a tener una coraza imposible de atravesar. 

Y lo peor de todo es que jamás dejaras que nadie se acerque, y cuando llegue una persona que te valore, que te llene, no la darás la mínima oportunidad y tu serás el causante del vacío de esa persona, y también te sentirás mal contigo mismo, hecho una mierda, sin saber que hacer y sobre todo, peor que al principio.

Ya sin saber que hacer, que decir, como tomarte las cosas, no valoras nada, ni nada ni a nadie, sentirte vacía, sola, destrozada, sintiéndote incapaz de avanzar, sin tener fuerzas para seguir, pero saber que después de la tormenta llega la calma, aunque...más bien, lo que ha llegado es un invierno, lo bastante largo como para no sentir ningún verano más.