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Vegeta nunca se había preocupado por una estupidez como esa. Nunca se había dado cuenta de la atención que recibía su mujer. Hasta ese dia.

Paseando por el centro comercial (por supuesto obligado) para comprar víveres y alguna otra cosa, noto como siempre todos miraban a su mujer. Ya estaba acostumbrado. De seguro era por el extraño color de pelo que ella poseía. Se rio para sus adentros.

-Vegeta siéntate voy a la boutic.

-Apúrate

-No me extrañes- se despidió tirándole un beso.

Justo en ese momento de abrir la puerta de la boutic, Bulma choco con un hombre, bastante guapo y muy amable por que se disculpo. Vegeta miraba la escena atento. Idiota. Pensó . Ahí se dio cuenta. Su mujer entraba a la boutic cuando aquel hombre que parecía caballero se dispuso a mirar aquello que solo el tenia permitido mirar. Y por si fuera poco los atuendos de su mujer destacan aquella sección mas que otra. Furioso se paro e inconscientemente le agarro del cuello, lo estampo contra el vidrio, y aun contralando su fuerza el vidrio se rompió.

-¡Vegeta!

Bulma estaba furiosa, esos ataques de ira ya no se daban con tanta facilidad.

Ademas se habían salvado de que el victimario no allá puesto una denuncia en contra. Claro con el monto de compensación que le ofreció Bulma y la terrible mirada de vegeta quien lo haría.

A pesar de la "suerte" de haber matado al hombre, Vegeta seguía enojado. Con ella por haberle pagado al hombre, con el tipo por haberla mirado y enojado con el mismo por ser tan ignorante. Como no se había dado cuenta, seguramente estas cosas pasaban a cada rato y el se mantenía sereno por no darse cuenta. Ahora que lo sabia, no podría asegurarse que la próxima vez se podría controlar.

-¡Vegeta no me gusta!

- Cállate.

- Pero no me gusta. Si iba a ser asi, no me acompañabas.

-Te acompañare y va a ser asi.

Bulma iba por el pasillo del shopping quejándose de las prendas que su marido la hacia vestir. Un vestido que llegaba al suelo, bolseado que le tapaba todo. Ni incluso la piel del cuello se podía ver.

Por su parte Vegeta estaba satisfecho. Ahora podía caminar tranquilo. Soy un genio. Se medio sonrió.

Vegeta y Bulma inesperado destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora