Chapter 1

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Eve's POV

Desperté sobre exaltada por un fuerte y agudo grito perteneciente de la pequeña habitación justo a lado de la mía. Me quite las sábanas color blanco que estaban enredadas a mi cuerpo lo más rápido que pude al reconocer al creador de tremendo chillido a estas horas de la madrugada. Mi hermano. Una vez fuera de la cama, corrí lo más rápido que pude, tropezando unas cuantas veces debido a la gran alfombra mal tapizada. Cuando abrí la puerta pude visualizar el pequeño cuerpo de mi hermano retorciéndose sobre la cama a causa de una pesadilla, me acerqué e intenté pasar mis brazos alrededor de los suyos , pero sus patadas, al igual que sus chillidos, se intensificaban haciéndome imposible completar mi tarea.

"Javi, Javi. Tranquilízate, por favor."
Lo tomé de la cara posicionado mis manos sobre sus mejillas, estas estaban empapadas por las lágrimas que caían de sus párpados, los cuales seguían cerrados fuertemente. "Vamos, Javi. Despierta." Lo moví de nuevo un par de veces sin lastimarlo hasta que sus grandes ojos color gris se hicieron presentes, dejando ver el asombro y miedo que estaba sintiendo hace unos minutos. Antes de que pudiera hacer algún otro movimiento, Javi pasó sus pequeños y temblorosos brazos alrededor de mi cintura, y escondió su cara en el hueco entre mi hombro y cuello. Sin pensarlo dos veces enredé mis propios brazos sobre su pequeña anatomía y lo levanté un poco para que quedara sentado sobre mi regazo mientras le susurré unas cuantas veces que todo estaría bien, que simplemente había sido un mal sueño.
Una vez que el llanto cesó, tomé de nuevo su rostro pasando mis pulgares sobre sus mejillas para ocultar cualquier rastro de lágrimas. Me sonrió débilmente y le devolví la acción.

"Lo siento," murmuró dirigiendo su mirada hacia el suelo jugando con sus manos. Lo miré un poco confusa, me miró y agregó rápida y avergonzada mente volviendo a bajar la mirada, "por haberte despertado." Me reí un poco por su inocencia, y pude percatar el color que sus mejillas empezaban a tomar.

"Tranquilo. No pasa nada." Sonreí por un intento de hacerlo sentir mejor y le acaricié un poco el cabello. Chequé el pequeño reloj posicionado sobre el buró junto a la cama. La máquina era vieja y muy apenas se distinguían los focos rojos que marcaban los números de la hora, pero a pesar de eso me percaté que aún era temprano para que el enano estuviera despierto.
"¿Quieres volver a dormir?", negó solo un poco para que lo pudiera ver, se removió entre mis brazos e hizo un ademán de querer sentarse por sí solo, así que lo solté con cuidado y ayude a que volvieras la cama, y se volvió a sentar sobre esta. Seguía sin mirarme a los ojos.
"Aún es temprano para que estés despierto. No entraras a la escuela hasta dentro de dos horas."
"No me importa. No quiero volver a dormir."
Asentí y pase mis dedos por su mentón, haciéndolo levantar la mirada y sus ojos chocaran con los míos.
"No pasa nada si tienes miedo. Hasta los más valientes lo hacen." Sus ojos se abrieron en señal de sorpresa ante mis palabras.
"¿Eso quiere decir que soy valiente?" De un momento a otro ya no existía ni una pizca de tristeza, su voz sonaba tan emocionada al saber que él podría a llegar a ser un niño valiente por el simple hecho de haber llorado. Reí ante su entusiasmo, y asentí no siendo capaz de romper sus fantasías.
"Vamos. Ayúdame a arreglar los cuartos par así aprovechar el tiempo." Asintió y se bajó rápidamente de la cama, buscó bajo de esta sus pequeñas pantuflas color café con forma de oso y se las colocó, tomó su pequeño oso Teddy, y entrelazo su mano con la mía declarando que empezaríamos con mi habitación ya que no quería pasar más tiempo en la suya.

Limpiar las habitaciones no era la gran cosa. El apartamento donde vivíamos no era demasiado grande, mi cuarto constaba simplemente de mi cama, un buró al lado de esta donde guardaba artículos personales, un espejo de pared y un closet mediano. A comparación de mi habitación, la de mi hermano tenía el espacio adecuado para que él pudiera andar por diversión. Me aseguré que tuviera la recámara principal para que no tuviera incomodidades, tampoco es como si pudiera amueblar elegantemente el lugar, pero me las arreglé para que Javi tuviera la habitación que merecía un niño de su edad. A pesar de esto, la tarea que no asignamos no duró demasiado, ya que solo tuvimos que tender  nuestras camas y levantar uno cuantos juguetes que mi hermano había olvidado guardar la noche anterior, se excusó diciendo que lo juguetes se mueven por sí solos, como si tuvieran vida "como la de Toy Story".
Lo mandé a bañar mientras yo empezaba con el desayuno para que el tiempo rindiera, además de que había sudado un poco ya que como todo niño de 4 años, prefirió jugar antes de recoger. Cuando Javi salió de la bañera le ayudé a secarse, le coloqué de vuelta su pijama, y le pedí que viera televisión en la pequeña sala mientras yo me bañaba, y le prometí que comeríamos lo que había preparado una vez que yo hubiera terminado.

En el momento que puse un pie dentro del baño no perdí el tiempo, me despojé de la gran camisa que usaba como pijama junto a mi ropa interior, y entre a la ducha; dejando que el agua tibia relajara la tensión de mis músculos. Hace ya tiempo que a Javi no le pasaba esto, pensé que ya lo habíamos superado. Pero ahora veo que estaba equivocada. Hice a un lado los pensamientos de los sueños de Javi, prometiendo analizarlo con detenimiento más adelante, así que me relajé y concentré en la ducha por el momento. Una vez lista salí de la regadera, me enrollé en una toalla, y salí del baño con dirección a mi cuarto. Busqué en el armario algo de ropa, y una vez encontrada comencé a vestirme. Al terminar fui directo a la sala y encontré a Javi sentado en la alfombra entre la mesita del centro y el sofá, sus ojos estaban atentos a los dibujos animados reproducidos en la pantalla, y sus manos aferradas al pequeño oso de felpa. Llamé su atención pero no la obtuve. Sonreí sabiendo que jamás sería capaz de ganar contra sus caricaturas, y menos si eran sus favoritas.

Me dirigí hacia la cocina y nos serví el desayuno de uno hot cakes con tocino en dos platos, los tomé y volví a la sala, deposité el suyo frente a él, y me senté a su lado disfrutando de lo que sucedía en la televisión.
Ambos terminamos a unos minutos de diferencia, la verdad era que en las mañanas el comer rápido no importa tanto cuando Blue tiene que encontrar sus pistas, era obvio que se le tiene que ayudar y dejar de lado lo que uno esté haciendo. Era un poco tarde cuando la caricatura terminó, y para no perder más tiempo mandé a mi hermano a cambiar diciéndole que lo alcanzaría en cuanto terminara con los trastes sucios. Asintió y salió corriendo hacia su habitación.
Cuando llegué a su cuarto después de haber terminado con de recoger la cocina, Javi teñí una expresión rara, pude notar la frustración representada por el ceño fruncido en su cara. Sonreí al verlo batallar con las agujetas de sus tenis. Me acerqué y comencé a ayudarle.

"¿Crees que podríamos ver una película hoy? No me encargan tarea, podemos verla esta tarde." Me miró por un momento esperando mi respuesta. Rodé los ojos con una sonrisa al saber que a él no le encargaban tareas por el simple hecho de estar todavía en una guardería. Suspiré.

"Lo siento, enano. Hoy llegaré más tarde, y tendrás que quedarte con la señora Darla hasta que yo este aquí."

"¿Qué? No puedes dejarme con ella, siempre se duerme y deja su boca abierta. Aveces hasta ronca." Reí fuertemente ante sus declaraciones, ¿cómo es posible de tanto con tan solo cuatro años?

"Lo siento, pero es incluso ella, o la señora del 210." Me encogí y de hombros y terminé con sus zapatos.

"¿La que huele a queso?" Abrió sus ojos y se tapó la nariz en señal de asco, y negó repetidamente. "No, no gracias. Además, los ronquidos no me molestan tanto." Sonreí y lo baje de la cama tomando su pequeña mano entre la mía.
Salimos de la habitación dirigiéndonos a la puerta de entrada, tome mi bolso junto con las llaves y mi teléfono, mi mochila, y le coloque a Javi su propia con forma de oso polar, abrí la puerta y esperé a que él saliera primero para así salir tras de él y cerrarla con llave.
Suspiré volviendo a tomar la mano de mi pequeño hombre y a salir del pasillo para poder entrar a la vida salvaje. La ciudad.

Dancing In The SkyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora