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3:am y aun no logro dormir, suelen decir que a esta hora aparecen los demonios, pues aparezcan tíos que necesito jugar con alguien.

Ver las estrellas para mi siempre era bueno, recuerdo que siempre ha sido mi mejor consuelo en mi días tristes, por eso amo la noche y me gusta el silencio que con ella trae.

Un ruido daño mi hermosa paz, supongo que venía del patio pues mi cuarto queda por ahí así que como siempre logre escaparme por la ventana para ver que sucedía y otra vez no.

-A eso le llamas pelea.- le dije al idiota ese de Julian, ya que estaba peleando con otro chico.

-Y como quieres que le diga princesa.- pregunto -Tener sexo.- dijo.

-Pues si le dices así, hasta un bebé tiene mejor sexo que tu.- los chicos que estaban con el rieron el sólo me quedo viendo y me susurró al oido.

-Lo dices por que no me has probado.- y la piel se me hizo chinita de tenerlo tan cerca y de escucharlo.

-No quiero morir de intoxicación.- le dije y escuche risas -Por cierto, a lo que venía, dejen de hacer tanto ruido.- dije y me fui a mi habitación entrando por la ventana pues a esas horas de la noche no tenemos permitido salir.

Para pasar el tiempo me quedé escribiendo algo y tocando la guitarra hasta que escuche unos ruidos venir de mi ventana.

-Hey princesita abre la puerta.- escuché y me asomé para ver a Julian tras la ventana lo cual me sorprendió.

-Que vienes a hacer aquí.- le pregunté.

-Vengo de visita, para demostrarte una cosa.- dijo esto y me beso -No soy malo en el sexo.- mierda esto era mi primer beso y a pesar de no tener experiencia sólo me deje llevar por sus labios, eran besos suaves y románticos hasta que se puso intenso y bajo sus manos a mi trasero.

-Hey espera.- le dije y lo detuve separandome de el.

-Vamos yo se que quieres.- me agarró y volvió a besar, tuve que luchar para soltarme y lo empuje contra la pared

-He dicho que no.- le dije molesta -
Soy virgen idiota.-

-Oh, disculpame, no era mi intención lastimarte, enserio disculpame, tienes razón soy un idiota.-

-No te preocupes, ahora sólo largate de aquí.-

-Enserio disculpame.-

-Acaso eres sordo, que te vayas he dicho.- grité fuerte y después de verme por un rato se fue y creo que me afectó tanto que comenze a llorar como una niña, las estrellas no ayudaban, mis lágrimas no paraban y así fue hasta dormirme.


J U L I A NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora