No se trata solamente de ti.
Se trata de los dos.
De nuestras historias.
De la forma en cómo mis dedos se adueñan de tu cabello enroscado.
De como mi voz se moja con tu voz y nuestro lenguaje se hace mudo en la noche y en el son de amor.
Se trata de nuestras historias.
No del lugar, no del tiempo, no del cómo y el por qué, se trata de los dos.
Del amor profesado y entregado.
De la cantidad de recuerdos, los momentos, las veces que tu piel se ha confundido conmigo, caricias primitivas y hambrientas de aromas que solo nuestras almas conforman.
Se trata de nuestras historias.
De las miradas cruzadas, los chocolates, las cartas.
De las sorpresas que te gustaban, de tu forma de amarme, de apretarme, de tratarme.
Me miras, para quedarte.
