Sólo...

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No sabia que hacer.
Ni siquiera sabía que iba a ser de mi después de tantas decepciones.
Me encontraba en el lugar que ya se han encontrado muchos, con las mismas desventajas que ellos, jamás me había sentido así.
Estoy tan enamorado de su existencia, enamorado inmensamente de todo su ser, perdido y loco.
Estoy tan desquiciado por cada beso, por más abrazos y más momentos junto a ella.
Siento que nada volverá que todo acaba lentamente acribillando cada parte de éste amor que nos profesabamos infinito.
El para siempre es metafórico, para siempre, es un finitisímo para siempre hoy, nosotros no sabremos que seremos mañana.
Todo este tiempo he adorado sentir cuando toca la puerta de mi cuarto y su aroma inunda esta cueva que tanto amor de los dos conoció.
Extraño cuando sus hoyuelos en las mejillas hacían parte de mis juegos de la tarde cuando ella dormía placida a mi lado y yo observaba su adorable quietud. Era algo de verdad un amor que era de los dos.
Ahora me siento sin ella, posiblemente ella descubrió que el amor es algo pasajero y que ya nuestro tren perdió rumbo.

Ahora importo yo.
Pero no puedo dejar de pensar en esa sonrisa que inundaba mi lago sin gota de agua, ella rebosaba.

Y ahora estoy aquí sólo.
Así como cuando esto empezó.
Ya ella no está.
Quizá me anticipe.
Pero hoy que no estas.
Ayer que no estuviste.
El tiempo se pierde.
El cielo se tiñe de negro.
La luna se esconde tras del sol.
Yo no puedo detener lo natural.
Yo no puedo obligarte a amar.

Yo no puedo perderme más.

Cartas a una Princesa...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora