Capitulo 8

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Capítulo ocho.

Llegamos a la casa de Eleonora, exactamente a las seis de la tarde. Piero había insistido en podíamos visitarla el día siguiente, pero yo le había prometido que iríamos hoy, tenía que cumplir mi promesa.

Piero estacionó a Holly enfrente de la casa de su madre. Él había tenido suerte, nada de náuseas y dolores de cabeza, después de que despertó. A pesar de no haber dormido ni un poco, aún seguía con los ojos abiertos.

Bajamos del auto, y Piero entrelazo sus dedos con los míos. Antes de tener la oportunidad de poder abrir la puerta, una chica abrió la puerta.

Era de mí mismo tamaño, su cabello le llegaba hasta los hombros de un color pelirrojo muy llamativo. Sus ojos verdes combinaban perfectamente con su cabellera. La chica nos dio una sonrisa tímida, y se apresuró en salir lo más rápido posible. Miré a Piero, y ambos intercambiamos miradas de confusión. Entramos a la casa, voces venían de la cocina.

—Es solo una chica, Jake. No es nada del otro mundo—se quejó Jack.

—Mi bebé ya tiene novia, ya están creciendo, ambos. —Eleonora apretó una de las mejillas de Jake, haciendo que este frunciera el ceño.

—Mamá, no tengo novia. Ella no es mi novia, ¿no pueden entenderlo?

— ¿Llegamos a tiempo para el interrogatorio? —preguntó Piero riéndose. — ¿Quién era la pelirroja?

—La novia de Jake. —se apresuró en responder Jack.

—No es cierto, ¿podemos tomar el maldito chocolate caliente de una vez?

—No maldigas en frente mío, Jake. —lo corrigió Eleonora.

—Lo siento, mamá. —se disculpó. Me acerqué a Eleonora y la saludé con un beso en la mejilla.

—Estoy tan feliz de que estén aquí. Y me alegro que hayan llegado a tiempo para conocer a la novia de mi Jake.

—No es mi novia, mamá. ¿Por qué es tan difícil de entender?

—Si no es tu novia, ¿Por qué vino a casa a visitarte? ¿Estuvieron a solas en tu habitación? ¿Con la puerta cerrada? —comenzó a burlarse Piero.

—Que gracioso que eres, Piero. —Jake tomo una taza del lavavajillas y la dejo en la repisa.

—Yo solo estoy diciendo. —levantó ambas manos en el aire, en señal de inocencia. Piero y Jack intercambiaron miradas de complicidad.

—Jake tiene novia, Jake tiene novia, Jake tiene novia. —comenzaron a cantar gritando. Eleonora y yo nos reímos, pero para quien no le parecía gracioso era a Jake.

—Tuve suficiente de esto. —dijo Jake y abandono la cocina corriendo para subir las escaleras corriendo.

—Piero, Jack. Es suficiente. —ambos se callaron. —Miren lo que han hecho, vayan a pedirle disculpas su hermano.

—Tú te estabas riendo, mamá. —la acusó Jack sin parar de reírse.

—No es cierto—se defendió Eleonora.

—Yo iré a hablar con él. —dijo Piero.

—No, yo voy. No creo que quiera verte sin antes darte un fuerte golpe en la cara, yo iré. —dije.

Subí las escaleras, y llegué a la segunda planta de la casa. Toqué la puerta de la habitación de los gemelos.

—Lárgate, Piero. —respondió molesto desde adentro.

—Soy _____________. ¿Puedo pasar? —pregunté. Jake abrió la puerta y se volvió a lanzar en su cama.

— ¿Ellos están afuera? —preguntó.

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