Capítulo VI

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Todos los amigos de Carla se mostraron muy simpáticos, me hicieron sentir muy cómodo y la verdad es que son muy graciosos. En medio de la conversación que estabamos teniendo todos miran por la ventana y dicen:
-Miren ahí esta Jere!
Cuando miré por la ventana ví a uno de los chicos más guapos que jamás había visto, no es que generalmente piense eso sobre los tíos pero no les voy a mentir... eso fue lo primero que pensé. Era rubio, no muy alto, mediría alrededor de 1,70 al igual que yo, y tenía ese típico cuerpo de deportista. Cuando ví que entró a la casa y se estaba acercando, con un par de bolsas llenas de botellas de alcohol, me puse más que nervioso. Saludó uno por uno a sus amigos y cuando me vió Carla le dijo:
-Él es Dani un amigo nuevo mío, es simpático, te caerá bien.
Jere sonrió (sí... tenía ese tipo de sonrisas perfectas). Yo, estando aún sentado en el sillón aunque todos se habían parado para saludarlo, estreché su mano la cuál él había dirigido hacia mí para presentarse:
-Un gusto Dani, me llamo Jere.

Lo miré y lo único que me salió fue sonreir, no le contesté nada. De un momento a otro todos se sentaron, y Jere como no entraba se se sentó en la manga de uno de los sillones. Todos reían y se molestaban unos a los otros, yo no hablaba e incluso me sentía un poco fuera de lugar. De repente Carla sacó un porro (un cigarrillo de marihuana) de una de las bolsas que habían en el suelo, lo encendió y comenzó a compartirlo con Mayra y Eloy. Jere hizo lo mismo, y lo compartió con Quique. Después de fumarlo un par de veces Jeremías me preguntó si yo quería:
-Oye Dani, quieres?
+No gracias, no fumo.
-Esta bien, como quieras...

Cómo iba a fumar marihuana? Apenas si he probado el tabaco una vez en mi vida, apenas si he tomado alcohol un par de veces. Nunca ni siquiera había visto un porro, en mi instituto fuman tabaco y ya se creen rebeldes. Cada vez me sentía más fuera de lugar e incluso me sentía como un niño entre todos estos drogandose en mi cara. Pero bueno yo estaba feliz observando a Jeremías, todo en él me llamaba la atención, su forma de hablar, su forma de reír y de mirar... todo en el se me hacía atractivo. Comenzamos a hablar y yo me esforcé en no parecer un antisocial. Todos ellos empezaron a hacerme una especie de cuestionario, aunque mis respuestas eran cortas me reía mucho (de los nervios obviamente). Al final concluyeron que a mi instituto solo van retrógradas e idiotas, pero lo decían de una manera tan graciosa y poco agresiva que hacían que no me sintiera ofendido. Yo de algún modo estaba de acuerdo con ellos, comenzaba a darme cuenta que todos mis compañeros eran unos idiotas. Jere era uno de los más simpáticos conmigo, intentaba incluirme todo el tiempo, bueno al igual que Carla. En medio de la charla y los chistes, Jere propone que yo vaya a jugar al fútbol con él y Quique mañana ya que les faltaba un jugador en su equipo. Yo le dije que no jugaba pero Carla me dijo que vayamos a verlos jugar con ella, Mayra y Eloy. Yo no quería figurar como el colado del grupo pero como me alentaban tanto quedamos en que sí iría al día siguiente a las 5 pm.

Fueron pasando las horas y más drogados y ebrios ellos se ponían. De un momento a otro Carla y Jere comenzaron a besarse como si nadie los estuviese viendo, en medio de todos nosotros! Él le tomó la mano y la llevó por las escaleras al piso de arriba. Eloy después de un momento hizo lo mismo con Mayra, y Quique se fue con una zorra de treinta años por ahí. Me había quedado solo en una casa bastante pequeña, llena de borrachos y gente drogada, así que decidí pedir un taxi para que me lleve a mi casa y pagarlo con el dinero que me había dado mi mamá para pagar el supuesto taxi que me trajo.

Llegué alrededor de las 3 am, que era una hora usual a la que volvía cuando salía con mis ex-amigos así que mi mamá no sospechó nada. Me acosté y me quedé pensando un rato largo sobre todo lo que había sucedido. No paraba de repasar todo lo que me había dicho Jeremías (aunque no eran cosas importantes solo repasaba las palabras que dijo dirigiendose a mí, especialmente como pronunciaba mi nombre). También sus gestos, su cara, su sonrisa, su voz, su risa... No sabía lo que me pasaba, tenía insomnio pensando en él, algo que generalmente me pasaba cuando intercambiaba un par de palabras con Sabrina y pensaba en ella toda la noche. Pero bueno también estaba ansioso porque al día siguiente los volvería a ver, no sólo a Jeremías, sino a los 5 chicos. Realmente quería hacerme amigo de ellos aunque sean muy diferentes a mi.

Diario De Un Adolescente Bisexual #YAOIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora