Capitolo 3

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El camino a su oficina fue eterno.

Ninguno hablo y cuando se encontraban con algún profesor simplemente sonreían. 

INCOMODO

Ela nunca había entrado a su oficina, Jazz lo había hecho una vez y la había descrito como una cueva.

-¡Hay libros por todas partes! Huele como a macho y café-  En su momento Ela pensó que era divertido, pero ahora estaba aterrada ¿Le reclamaría? ¿La expulsaría? 

Al final de cuentas había mentido sobre el grupo. Lo había besado y eso era un problema.

TU PROBLEMA

Cuando giraron en el pasillo que los dirigía a la famosa oficina, Ela sintió que las piernas le temblaban. Por primera vez puso atención en el hombre junto a ella. Su frente se presionaba generándole unas arrugas, probablemente estaba molesto. Los rizos castaños en su frente siempre le habían generado curiosidad. Había crecido junto a grandes hombres pero Jason simplemente la aterraba, junto a el se sentía como una niña pequeña, apenas y le llegaba debajo de los hombros. Sus manos estaban adornadas con unos anillos y un brillante reloj, mientras Jason abría la puerta pudo ver un pequeño tatuaje junto a su pulgar.

-  Adelante signorina-  La oficina de Jason era del tamaño de su departamento fácilmente. Las paredes estaban ocupadas con cientos de libros y pinturas. Calidamente le daban un toque a hogar. Frente a ella había un enorme escritorio, Jason le indico que se sentara mientras le servia un poco de café. Jazz tenía razón olía a café y algo más- ¿Por donde empezamos?

Ela se dio unos segundos para analizar el lugar. La universidad no era tan antigua pero estaba muy bien conservada. La oficina parecía el rincón más antiguo de todo el lugar. Sin ventanas apenas las pequeñas lamparas iluminaban lo suficiente. Una sala color roja y más libros le daban la bienvenida a una pequeña estancia ¿Cuanto tiempo pasaría aquí su profesor? Pensándolo bien se dio cuenta que casi nunca lo veía en salones dando clases, siempre en pasillos. Volviendo a su rincón.

-¿Estoy en problemas?- La presión del lugar la estaba mareando. Se fijo en el escritorio frente a ella. A pesar de ser tan grande solo unos cuantos papeles y plumas lo decoraban. Un porta retrato de plata le daba la espalda. El hombre frente a ella acomodo su camisa blanca antes de inclinarse, definitivamente la ponía nerviosa.

-¿Porque?- El acento italiano y su voz ronca le inundaron los sentidos- ¿Por tu grupo? No lo creo, la lista estaba mal

-¿Entonces? ¿Porque estoy aquí?- Jason saco una carpeta de su cajón. Ela la conocía muy bien, era la presentación de su tesis. Una pequeña luz blanca se cruzo en su mirada.

-Resulta ser que la Señorita Smith no cubrirá su puesto este año. Yo seré tu asesor- Las palabras noquearon a Ela como una cubeta de agua fría. Jason siguió hablando como si nada- Estuve viendo tu trabajo, cada vez es más raro que una señorita como tu disfrute de monstruos y hadas. 

-Supongo que es normal- Ela se movió nerviosamente en la silla. Todos sus trabajos alguna vez entregados estaban ahí, descansando uno sobre otro- Mis padres fueron escritores

-Lo se- Jason la observo durante un largo momento. Detenidamente. Ela no pudo hacer nada más que bajar la mirada- ¿Porque una antología? 

¿PORQUE?

-No es una antología propiamente, es un manual- No le dio tiempo de preguntar, todos siempre preguntaban lo mismo ¿Para que?- Para corazones.

-¿Corazones?- Ela simplemente asintió

-No quiero simplemente contar historias, quiero que la gente aprenda de ellas. Un manual para corazones- Jason escucho cada una de sus palabras-  Uno puede aprender de aquella historia de amor que escucho en un parque o de aquella mujer que se enamoro de alguien prohibido ¿Esta mal?

-¿Que cosa? ¿La mujer o lo prohibido?- Ela se sorprendió por un segundo ¿Le estaba tomando el pelo?

-Mi idea

-Sei come una piuma nel vento- Jason sabía muy bien que Ela lo entendía. Por un segundo Ela recordó aquella noche, semanas atrás cuando lo había besado, sus mejillas se pusieron más rojas que nunca. Un destello sombreo los ojos de Jason que inmediatamente se alejo- Nos vemos mañana aquí a las cuatro de la tarde, trabajaremos en tu tesis. Capito?

Y en menos de un minuto Ela ya estaba de pie fuera de la oficina, confundida y nerviosa. 

-Por lo menos no menciono lo del beso.







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