Capitolo 4

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Las pesadas bolsas en sus hombros empezaron a quemar. Se detuvo en un escalón descansando antes de seguir su camino.

Vivir en el quinto piso generalmente no tenía ningún inconveniente a menos que el elevador no funcionara. Aquel día Ela tuvo que subir 60 escaleras.

Cuando por fin llego a la puerta del pequeño departamento, apenas y podía respirar. Su mano temblaba tanto que no pudo siquiera introducirla en su lugar. Con un ritmo pausado toco la puerta hasta que una pequeña mujer la abrió.

-¿Porque tardaste tanto?- Jazz se hizo a un lado permitiendole pasar parecía nerviosa, el aroma conocido inundo sus sentidos generando una mueca de asco. Ethan estaba ahí

-El elevador no funciona- Ela recorrió el comedor y la estancia con la mirada despues de dejar las bolsas en la mesa. El departamento que compartían era pequeño. Con mucho cuidado apenas y cabía el comedor, la sala y un mueble para la tv. Las paredes eran lo único que lo convertían en un hogar, los posters y pinturas que Nicholas y Ela habían comprado le daban un toque divertido.  La mesita frente al sillón estaba llena de basura. El humor de Ela se disparo- ¿Que hace Ethan aquí?

-Es mi amigo- Jazz hizo un ademan quitando le importancia. Ela recordó aquella vez que se conocieron. Aquella mujer delante de ella no era la misma Jazz que se había convertido en su mejor amiga, se pregunto si ella también habría cambiado tanto.

El recuerdo estaba tan presente en su mente todo el tiempo que le dolía, Ela vivía en la residencia de la Universidad.  Con su padre enfermo el dinero no caía del cielo. Tenía un trabajo nocturno en la cafetería y a veces aunque no le gustara "vendía" tareas. Así conoció a Jazzmin una chica de nuevo ingreso que vivía muy cerca del campus, en el departamento de sus padres. 

Cuando su padre murió, la depresión toco su puerta.

Un día trabajando en la cafetería, un grupo de pesados la habían hecho tropezar. Ethan estaba ahí. Las heridas que el café había provocado en sus brazos generaban un ardor insoportable. Nadie hizo nada. La única persona que la había ayudado fue Jazz. 

-No me gusta que venga cuando estas sola- El tono preocupado que pretendía usar sonó como una amenaza, lo ignoro mientras acomodaba las cosas en la cocina- No sabes si es peligroso

-Ela por favor, no seas exagerada- Jazz tomo un yogurth y empezó a comerlo. Sus pupilas dilatadas observaron a Ela antes de continuar- Es un buen chico

-¿Buen chico? Vende drogas ¿Que va a pasar si se pone violento contigo?

-El no haría eso- Jazz empezó a irritarse, a veces su amiga podía ser tan testaruda que le volaba la cabeza- Siempre es amable contigo, pensé que eran amigos ¿Porque lo odias tanto?

-No lo odio, simplemente no me agrada

-Ni siquiera le has dado oportunidad de conocerlo bien- Ela la ignoro mientras juntaba las bolsas del supermercado, podrían servirle despues. Ambas estaban sensibles y lo mejor era ignorarla- A veces eres tan perra

-¿Disculpa?

-¿Quieres que lo repita?- Jazz dejo el yogurth a medio comer sobre la mesa de la cocina y salio disparada al balcón, Ela estaba tan molesta que no se dio cuenta que la seguía hasta que el frió aire del balcón la congelo. Su amiga la miro antes de gritar con todo el aire en sus pulmones- ¡Ela es una maldita perra!

-Jazzmin- La voz de Ela estaba atrapada en un sonoro susurro, la ira le hacia presionar sus manos contra su pantalón. El cuello y pecho le dolían. Quería gritar- Eres tan inmadura

-¿Eso es todo?

-No caeré en tu juego

-¡Ela es una perra desgraciada!- Jazzmin volvió a gritar y antes de que Ela pudiera siquiera tocarla unos fuertes brazos la separaron- ¡JA! Ni siquiera puedes golpearme eres ridícula

-¡Suéltame!- Ethan cruzo tan rápido la estancia que Ela apenas pudo ver como su amiga giraba en el balcón brincando de un lado a otro. En un segundo la ira fue sustituida por la preocupación.- ¡Suéltame Ethan! ¡Déjame verla!

-Estará bien- Ethan la bajo en el suelo de la cocina, una sonrisa de autosuficiencia estaba plasmada en su cara- Solo esta drogada no tienes porque tomarlo personal

-Te divierte ¿No es cierto?- Ethan no dijo nada pero pudo observar como su mandíbula se tensaba- ¿Por eso les vendes esas porquerías? Para que acaben como tu...

-¿Como yo?- El tono irritado la tomo fuera de lugar, Ethan se acerco y coloco su brazo detrás de ella abriendo la gaveta de la cocina. Por un momento la había puesto nerviosa, no sabía de lo que era capaz- Prepara un café y estará mejor.

-N-no te quiero ver cerca de ella de nuevo- Su voz sonó como un suspiro nervioso, Ethan simplemente sonrió. Salio directo al balcón y se sentó de nuevo. Jazz estaba recostada sobre un pequeño sillón.

-Sabes que es la primera vez que lo hace ¿Cierto?- Ethan dio una calada a su cigarrillo- Ni siquiera lo recordara mañana

Ela lo observo en silencio, la duda estaba impresa en su frente. ¿Cuantas veces se habían llamado "perra" una a la otra? Cientos. ¿Cuantas veces había reaccionado de manera violenta ante Jazz? Nunca.

 Tal vez su amiga no era la que estaba cambiando. Tal vez Ela era el problema.






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