When You Are Gone

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Doce:

Cuatro años atrás:

22 de octubre 2012:

Caminé con las manos en los bolsillos de mi abrigo, la tarde de otoño estaba acompañada de una fría brisa y mi delgado abrigo no estaba siendo de mucha ayuda.

Con manos entumidas abrí la puerta que era tan familiar como mi propia casa, las luces estaban apagadas y el apartamento estaba en total silencio.

-¿Michael?-lo llamé, pero no hubo respuesta-Michael-volví a llamarlo y comencé a caminar a la cocina, por lo regular siempre podías encontrar a Michael intentado preparar algo que probablemente Austin le había enseñado, pero también estaba vacía.

Tome mi celular y marqué su número-Hey esté es Michael, no puedo contestar porque probablemente estoy ocupando, como sea deja tu mensaje.

-Michael estoy en tu apartamento como acordamos ¿Dónde estás cariño?

Terminé la llamada y me dirigí al dormitorio, de seguro Michael llegaría tarde como acostumbraba la mayoría del tiempo, así que era obvio que no le molestaría que tomará una de sus camisetas para dormir. Tomé su vieja camiseta de Santa Cruz y sonreí, era mi camiseta favorita de todas las que Michael poseía y él lo sabía, siempre estaba perfectamente doblada sobre su cama cada vez que visitaba su apartamento.

Fruncí el ceño al ver sus cajones ligeramente abiertos, Michael podía no ser un perfeccionista como Austin, pero estaba casi segura de que lo normal era que ropa colgará de estos, pero lucían vacíos. Dejé la camiseta sobre la cama y abrí los cajones, nada, no había ropa, ni siquiera un libro que indicará que alguien había guardado algo ahí.

Mis manos comenzaron a temblar y tomé mi teléfono, para marcar su numero de nuevo y obtener el mismo resultado, nada.

-¡Michael!-lo llamé, como si eso pudiera curar el pánico que comenzaba a sentir-¡Michael no es gracioso! Te juro que no me estoy riendo-un nudo se formó en mi garganta-¿Por fin lo hiciste? ¿Por fin te largaste como todos apostaban? ¿Me abandonaste?-susurre la última pregunta, como si fuera un secreto entre ambos, un secreto que no podía admitir en voz alta.

En los días siguiente la familia de Michael había iniciado una búsqueda, pero nadie encontró nada, ni siquiera se molestaron en llamar a la policía, todos sabían que se había marchado para no regresar y era lo que más me rompía el corazón.

Austin había intentado consolarme apenas se enteró, pero después me abandonó por unos días cuando emprendió la búsqueda de su hermano, solo para regresar con una mueca en el rostro y sin rastro de Michael.

No estaba segura de que estaba sintiendo, mi interior era un remolino de emociones pero mi rostro permanecía neutro, supongo que muchos pensaban que no me importaba pero la verdad era que me estaba ahogando con todas esas emociones.

Austin dejó de mencionarlo después de regresar de su búsqueda, dijo que no debía estar triste porque todos sabían lo que iba a pasar y que debía seguir adelante.

Parecía que el mundo también se había empeñado en olvidarlo, si quiera mencionar el nombre de Michael Max en los pasillos te hacía acreedor a una paliza por parte del grupo de Austin, todas sus cosas que había dejado, habían sido empacadas en cajas y Ashley se había encargado de llevarlas lejos, lo único que había conservado había sido esa vieja camiseta de Santa Cruz.

La familia Max se había olvidado de uno de los suyos con demasiada facilidad y yo ni siquiera podía forzarme a quitar las fotografías de Michael de mi habitación, no podía dejar de pensar que Michael podía regresar en cualquier momento y decirme que podíamos huir juntos, que a nadie le importaría y que podíamos estar juntos. Nunca pasó pero la idea no se despegaba tan fácil de mi mente, ni siquiera cuando besaba a su hermano ni cuando gritaba el nombre de Austin, en el fondo de mi mente aún bailaba el nombre de Michael una macabra danza que me estaba comenzado a volver loca.

Todo lo que quería hacer era gritar y maldecir a Michael, pero no podía hacerlo porque solo mencionar su nombre podía volverme débil y Austin se molestaría si me veía derramar lágrimas por ese hermano suyo que ya no existía más a sus ojos.

-¡Estoy diciendo que lo hablemos! ¡Una sola vez!-grite mientras le lanzaba su suéter a Austin.

-No hay nada de que hablar-su tono era frío-No vuelvas a mencionar su nombre o el tema otra vez Kate-fue lo último que dijo antes de marcharse.

Para mi la partida de Michael había sido difícil, pero al parecer al resto no podía importarle menos. Así que supongo que con el tiempo aprendí a olvidarlo también.





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Corto lo se, pero intentó darles más background story de los personajes, supongo no se.

En fin, gracias por leer y votar, gracias por todo su apoyo a la historia xx.

Hey There Kate {Book #2} {Mr.&Ms.Popular}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora