Capítulo 8. Wolf

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Los lobos aullaban a la Luna, su musa. Su diosa, resplandeciente en el cielo nocturno con la única compañía de las estrellas a millones de kilómetros de ella, tan triste y solitaria, tan bella y cautivante.

El aullido es el sublime cantar de cada lobo, la más hermosa forma de demostrar su devoción y profundo amor incondicional. Un hombre lobo puede odiarse así mismo, a su manada, al su lobo y tal vez, a su mate. Pero nunca a su diosa porque ella es más importante que cualquier cosa, mas que su propia vida.

¿Qué tiene que ver esto con lo anteriormente sucedido? Mmmh... No mucho realmente. Solamente el hecho de que soy mitad vampiro y que he sido capturada por uno de ellos mientras vagaba solitaria en el bosque sumida en mi inexistente miseria. Podría decir que solo a mi suceden estas cosas pero probablemente estaría equivocada.

Lo único bueno de todo esto. Bueno... El imponente lobo no se me ha lanzado encima para destrozarme primero la garganta y luego desmembrar el resto de mi cuerpo casi muerto. Aun. Tampoco le di razones para que lo hiciera me quedé embobada con su tamaño que me olvide incluso de respirar, casi tres metros de altura y su hermoso pelaje color plata irónico pero precioso. Me llevaba cargando en su hocico y no es que molestara pero el suéter se me ajuste incómodamente a los pechos y torso. Es doloroso, a ninguna chica le gustaría esa incomodidad pero aún así me rehúso a ser imprudente y reclamarle por ello.

El camino siguió igual, conmigo colgando de su hocico durante. Quizás, unos veintisiete minutos más de camino. Llegamos a un publicito, aun en la oscuridad nocturna, pintoresco, muchos me gruñeron pero el lobo que me llevaba en su hocico les responde con gruñidos guturales que hacia que ellos retrocedieran. Me lleva hasta una casa incluso más grande que en la que ahora vivo con los chicos, la casa de la manada. ¿Que como lo sé? Pues verán hace décadas atrás conocí a un hombre lobo muy amigable considerando mi especie y que el era, en aquel entonces, el alfa. No de la manada más poderosa pero al fin de cuentas un alfa. Su nombre era Maison,fuimos buenos amigos hasta que encontró a su mate, una chica encantadora y me dejo de lado. No lo culpó y es que ella era su compañera eterna y yo, aunque su amiga, sólo fui alguien pasajero tanto yo para él como él para mi. Él, ahora tiene hijos y me atrevo a decir a ciencia cierta que el ya no me recuerda.

Porque polvo fui, polvo soy y polvo seré, en su vida.

Drama's Queen.

¿Eres tu consciencia? Joder, te creí muerta.

Me deja caer en un sofá de la estancia, que por cierto es ancho y muy cómodo, color vino ubicado frente a la chimenea. El fuego en la chimenea danza majestuoso, alumbrando el pelaje del lobo y haciendo que se vea suave, me entraron ganas tremendas de escurrir mis blasfemas manos por todo el, hasta el último milímetro. Pero nuevamente me contengo de hacer alguna imprudencia, hasta el momento he conservado a la perfección mi cabeza en su lugar me rehúso a que aquello cambie. Se posiciona frente mío con un andar cuidadoso y empieza su cambio de lobo-humano.

Dios mío, ¡ESTÁ EN PELOTAS! Y... ¡FRENTE MIO!

Alguien, ayuda por favor. Me falta el aire. Esta buenísimo y eso lo dice una híbrida que vive entre las tentaciones de la carne andante. Palidezco cuando se acerca a mi pero de alguna u otra forma mis mejillas adquieren un fuerte sonrojo.

   — Pensé que los vampiros no se sonrojaban y que mucho menos tenían un corazón que latiera.

Su vos es aún mucho mejor, es como un Christian Grey, un Patch Cipriano, un Travis Madox y hermanos, un Harry Styles. Todos juntitos en una sola vos. Madre mía, me lo como. Me muero. ¿Madre Naturaleza, Afrodita, Nefertiti, Venus, Freya, Isis, Selene es este hombre obra suya? Si es así, muy buen trabajo.

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⏰ Última actualización: Sep 10, 2018 ⏰

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