Humana: Basurero de AUs | Shots | Lapidot

Musulmana II [R15]

—Lapis, ¿qué es una acera? — La mencionada soltó una carcajada. Entendía que era la primera vez que Peridot no hablaba en árabe y que aún le quedaban algunas palabras que descubrir. Pero era ridículo que supiera más palabras sobre astronomía y física que cosas que ve todos los días.

—Eres una imbécil — Peridot se enojó y no tarda en defenderse.

—¡Silencio, zopenca! Tú no hablas más que un idioma, a diferencia de yo. — Lapis volvió a reír. Una de las cosas más encantadoras de la extranjera es que las palabras que más sabía después de conceptos astronómicos y basura científica eran insultos simplemente geniales.

—¿Me vas a ayudar a entender este libro o no?

—Te ayudo. — Lapis extinguió su risa y rápidamente se puso seria. —Una vereda es esa cosa de cemento sobre la que caminas en la calle.

—¡Ah!... — La chica continuó con la novela que le entregaron en la escuela. Lapis continuaba mirando cada detalle de la casa de la rubia. Bastante decepcionada de no ver pinturas con dioses con extremidades extras en alguna pared o algo de oro. Pese a ser de la misma religión de la rubia nunca se interesó realmente por la cultura del lugar geográfico de origen de sus creencias.

—¿Por qué no pudo Perla ayudarte con eso? — Intentó hacer su estancia más entretenida en ese lugar. Pero Peridot sólo estaba enfocada en leer.

—Compromisos familiares, o algo así. Además hoy es tu turno. — No se desconcentró demasiado para responderle y volvió a su libro. Lapis le asiente sin importarle demasiado que la rubia haya escuchado. Se puso de rodillas y se dirigió a los cajones de la ropa. Al llegar a su objetivo se aseguró que la rubia continuara absorbida en su lectura y entonces abrió el cajón de más abajo. Ahí se encontró con muchas prendas de lana y materiales que hacen mejor trabajo para retener el frío. Rápidamente cierra el cajón y salta instantáneamente al de arriba. Ahí encontró ropa parecida a la del cajón de abajo, pero menos gruesa. Por lo que supuso que era la ropa "de verano" árabe, como la camisa manga larga morada que ella usaba ahora mismo para estar cómoda en casa. Se puso a excavar entre la ropa del cajón con esperanza de encontrar uno de esos trajes que parecen sombrillas, alguna bomba o una alfombra mágica. Pero nada de eso, tan sólo más ropa que era tan occidental que resultaba decepcionante. Cerró el cajón con fuerza, frustrada.

—¡Mierda, Lapis! Si estás aburrida juega con mi consola como te dije. — Peridot reaccionó mal al estruendo del cajón.

—Yo no quiero jugar, quiero ver algo árabe. ¿Dónde están tus padres para hablarles?

—Están comprando. Así que si quieres ver algo "árabe" busca en un lugar que no sea mi ropa.

Peridot retoma su lectura y Lapis se escabulle al último cajón, al cual tuvo que ponerse de pie para alcanzarlo. Ahí todo lo que había era lencería donde ningún calzón combinaba con algún sostén. Se puso a mirar cada una de las prendas íntimas que tenían imágenes graciosas. Como un calzón con un gato, un sostén con forma de rana, otro sostén de un fantasma que decía «Boo-bies» y más cosas que le hacían reír muy bajo. Cuando ya no hubo más lencería que mirar encontró las mantas que la rubia usa en su cabeza. Estuvo muy tentada a ponerse encima una, pero la dueña del Hiyab vuelve a solicitar sus servicios.

—Lapis, ¿Qué es un beso esquimal?

—Es darse un beso con la nariz. — Dijo sin voltear, cerrando el cajón.

—¿Cómo es eso? ¿Se meten la nariz en la boca? — Lapis rió ante esa extraña idea que le pareció una imagen mental asquerosa.

—No, mira. — Caminó hacia la rubia y se sentó en el duro suelo, alcanzando su altura. Tomó su cabeza con ambas manos, inmovilizando a la chica que no tenía intención de moverse, en especial porque se congeló al sentir las tibias manos de la chica sobre su piel. La joven de cabellos azules se inclinó muy cerca de la chica e hizo chocar narices. Peridot tuvo que cerrar ambos ojos porque sentía que si la veía tan cerca su sonrojo iba a ser más fuerte. Mantuvo el contacto algunos segundos donde puso mucha atención a la respiración de Lapis sobre sus labios. La mayor retrocede. —Eso.