four

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La mañana era fría y Alonso se encontraba en su cama debatiéndose entre levantarse e ir a misa con su mamá, o quedarse en casa y dormir un poco más. Sabía que no tenía opción o su madre lo mataría, tenía que ir con ella.

—Mamá, estoy listo —hablo Alonso y le regalo una sonrisa a su madre.

—De acuerdo, vamos.

La misa iba de lo más normal (como todas las misas he de decir).

—Jos me ha pedido, que me mude con él —hablo Alonso y su mamá presto toda la atención en él.

—No piensas hacerlo, cierto —hablo su mamá estupefacta.

Las personas comenzaron a escuchar su conversación fuera de lugar y les proporcionaron un "chis" para que guardaran silencio.

—Lo siento —respondió su mamá incomoda.

—Creo que lo haré —hablo Alonso y continuo —, me mudare con Jos —su madre se quedo boquiabierta y esta por hablar, pero Alonso interrumpió —. Lo siento, mamá —Alonso salió de la iglesia a mitad de la misa, pero no quería quedarse a ver como su mamá le daba razones para que no se fuera.

—No puedo creer que voy a hacer esto —pensó Alonso y siguió su camino, aunque lo único que sabía era que no iba a casa de su madre.

Alonso camino y llego al departamento de Jos, toco el timbre pero no obtuvo respuesta alguna. Tomo la llave que Jos siempre se dejaba en las macetas, por si perdía su par. Se introdujo y escucho golpes provenientes de arriba.

—Jos, ¿te encuentras bien? —Alonso se introdujo en el baño, de donde provenían los golpes. Jos se encontraba en el baño semidesnudo, llorando.

— ¡No! —grito Jos

—Solo tranquilízate, todo va a estar bien —fue lo único que pudo decir Alonso, debido a que no sabía lo que ocurría.

—Se fue —consiguió hablar Jos —, Alondra se fue. Se llevo todas sus cosas y me dejo.

Alondra era la mejor amiga de Jos, la persona que siempre le había apoyado en su dura y patética vida.

—No te preocupes, ahora estoy yo aquí —hablo Alonso y abrazo a su amigo.

—Cuando tú estás aquí, todo está bien —repitió Jos —. Siempre te lo he dicho —hablo Jos y acaricio la mejilla de su amigo.

El día de la mudanza llego, sus amigos —al igual que su madre— ayudaban a subir las cajas al camión de mudanza, después de una plática muy larga al fin su madre accedió y acepto que Alonso se fuese a vivir con su amigo, además acepto el hecho de que su hijo estaba creciendo y no le quedaba muy lejos el apartamento donde ahora viviría.

—Gracias, mamá —habló Alonso —. Por todo.

—Hablas como si fuese a morir —dijo se madre y comenzó a reir, abrazo a Alonso y le deposito un beso en la frente —, creces muy rápido.

—Te quiero —dijo Alonso.

Cuando Alonso se adentro en el departamento, se sintió diferente. No sentía como si fuese a visitar a su amigo, simplemente se quedaría ahí bajo el mismo techo que Jos.

—Gracias por aceptar —habló Jos.

—No tienes por qué agradecer.

—Lo sé, eres el mejor —afirmó Jos y sonrió.

Ese día Alonso salió junto con Wyatt y Lena. Decidieron ir a un concierto de pianistas que apenas comienzan su carrera.

—Esto estará increíble —hablo Lena.

—Eso espero —farfulló Wyatt.

—Habrá fiesta al final, seguro que eso si te gustara —habló Alonso divertido.

—Claro que sí —habló Wyatt con picardía.

Alonso se sentó en uno de los asientos de la arena y se quedo ahí tranquilo esperando a que el concierto iniciara. Cuando todos comenzaron a tocar la melodía, Alonso se dio cuenta de que la persona que tocaba el piano en aquel bar de mala muerte, era el mismo chico que estaba —en ese momento— tocando una dulce melodía frente a muchísimas personas.

Cuando el concierto dio su fin, todos se acercaron a saludar al chico.

—No me lo puedo creer —hablo Alonso estupefacto.

— ¿Qué me hayas encontrado aquí? —inquirió curioso el chico.

—Esto está de locos —hablo Alonso una vez más sin saber lo que decía.

—Lo sé, sé que es raro que un chico que toca en una orquesta, toque por las noches en un bar de mala muerte —aclaró el chico.

—No quise decir eso —se defendió Alonso.

—Claro que lo hiciste —hablo con diversión el chico.

Wyatt y Lena se encontraban hablando a distancia de ellos dos, por lo que no podían escuchar de lo que hablaban.

—Bueno, creo que tengo que irme, tenemos que solucionar un problema de un amigo —empezó a hablar Alonso —. Estuviste increíble, te felicito.

— ¿Es muy urgente el problema? —pregunto el moreno inquieto.

—Al parecer, no —habló Alonso y dejo que sus amigos se fueran para quedarse con ese chico (del cual no sabía siquiera su nombre).


Hola sí hola, e we se que no me entienden nada alv pero en pocos capítulos entenderán todo al 100%, ahre nos leemos después.

—w 


shameless « jalonsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora