La tercera Alicia... Mito

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No muy lejos de allí se pudo escuchar la música fina y real de un castillo, pero dentro de ese se pudo escuchar el ruido de un cristal al quebrarse, mientras que el suelo se manchaba del vino que había portado ese.

Sentada en su trono se encontraba una mujer hermosa y elegante, la cual vestía kimonos muy elaborados, su cabello se encontraba enrollado con moños a cada lado.
Ella sujetaba con fuerza su pecho mientras respiraba rapidamente.

- Princesa! -Dijo una joven de cabello rojos, los cuales eran largos y se encontraban sueltos.
- Claro... De un día para otro me empiezan a pasar cosas extrañas... No puede ser que tenga esa enfermedad que esta de moda, ¿o sí?.  - Dijo la princesa, aun sujetando su pecho.
- ¡Mi querida princesa! Nuestra princesa... Por favor, guarde la calma. No puedo decir que no sea posible que se haya contagiado de esa enfermedad, pero todavía no es seguro- -No pudo terminar de hablar, la princesa rapidamente se paro de su asiento.
- ¡NO! ¡NO QUIERO MORIR DE UNA ENFERMEDAD! - Gritó nerviosa para luego bajar su mirada hacia el suelo y sujetar ambas manos sobre su pecho. - Pero... Pero... Morir de vieja seria mas horrible. Así es. Si tuviera un cuerpo más saludable y joven... -Mientras ella hablaba, poco a poco todo se teñía de negro y tras de ella, se formaba una silueta, esa silueta era la de Zetsu.

-Vaya. Que irresponsable. -Dijo Zetsu tras de Mito. - ¿No tienes ganas de ser Alicia? 
-¿Tu de nuevo? -Dijo Mito un poco molesta, mientras se giraba para encarar. - Yo... no tengo ganas de regresar a mi mundo. -Dijo Mito, aún molesta, pero esta vez con un poco de nervios. - Así que déjame en paz. ¡No quiero volver a ser una cantante de circo nunca más! -Gritó mientras recordaba su pasado en el circo. - Canciones... Canciones... ¡Nada mas que canciones! Nadie... me... ¡Nadie me veía a mí! ¡Nadie me amaba! Sin embargo... -Comenzó a sonreír, mientras sus ojos perdían el brillo de la vida. - En este lugar hay un montón de gente que me ama.
-¿De verdad hay gente que te ama aquí? - Preguntó chistoso Zetsu. - Gente... que te ame por ser tú...
- ¡Silencio, Silencio! -Comenzó a gritar Mito, al no soportar las palabras de aquel extraño ser. - ¡Si las hay! ...ya desaparece... ¡¡DESAPARECE DE MI VISTA!!.

Un ambiente tétrico comenzó a cubrir todo el lugar, Zetsu, quedo sorprendido al ver lo irrespetuosa que fue la joven con él, borrando de su rostro poco a poco su sonrisa. 

-La que debe guardar silencio eres tú. -Respondió Zetsu muy serio. - ¡Ah, eso es! -Se dijo a si mismo mientras comenzaba a sonreír.- La voz de la que estas tan orgullosa. Si no quieres volver a ser cantante, ya no la necesitas ¿verdad?.

Zetsu, estiro su brazo, colocando se dedo indice en donde iría la semilla de adán en los hombres, para luego retirar su dedo indice de allí y observar como la princesa Mito caía de rodillas al suelo, tosiendo cada vez mas fuerte mientras sujetaba su cuello con ambas manos.

-... ¿Qué? -Respondió Mito, con una voz muy grave, a decir verdad, parecía la voz de una anciana. - ¿¡Qué voz es esta!? -Preguntó en un gritó.

Zetsu, solo se abrió de manos y de piernas mientras reía alegremente de una forma muy psicópata.

- Como estás ahora, ¡Me parece que esa voz te queda mejor! ¡Te hice un favor al cambiarte la voz!  JAJAJAJAJAJA! -Se reía Zetsu mientras observaba a la princesa.
-N...No...  Devuélvemela... Mi... voz... - Pedía Mito, quien hacia fuerza en su voz, mientras que de sus ojos comenzaban a caer lágrimas.
- Puedes quedarte con esa voz fea hasta que te pudras. ¡Quédate para sieeeempre en este castillo! JAJAJAJAJA -Mientras Zetsu se reía y dejaba a una mito espantada y horrorizada, la oscuridad que teñía el lugar se retiraba hasta mostrar otra vez el adentro del palacio.

-¡Devuélvemela! -Pedía Mito entre lágrimas observando hacia un punto fijo de la pared.
- ¡Princesa! - La llamo su sirviente Kushina mientras se acercaba.
- ¡...Mi... voz! -Seguía llorando y pidiendo.
- ¿Que le ocurre? - Preguntó nerviosa Kushina mientras sujetaba a Mito.
- ¡Devuél...vemela..! -Dijo eso ultimo hasta romper en un llanto en los brazos de Kushina
- Adiós... su majestad -Dijo Zetsu muy chistoso mientras se retiraba de allí.

Zetsu volvió a su mundo, el cual era todo oscuro, en una estantería donde tenia dos peluches.
El primero era el de Tobirama, quien estaba vestido de rojo y con manchas de sangre en su ropa, el cual estaba encerrado en una jaula.
Y el segundo era el de Hashirama, quien portaba una rosa roja.

De su ropa saco un peluche, el cual era Mito, mientras tarareaba una canción.

- La tercera Alicia una pequeña niña fue 
de hermosa figura perdida en aquel país 
todos la adoraban por su bello parecer 
y en su mundo de ilusiones decidió vivir

esa Alicia la reina se volvió
y su tierna mente de pesadillas se lleno
un cadáver putrefacto parecía observar
como su reinado comenzaba a zozobra

Al terminar de cantar esa canción, Zetsu alzo la muñeca observándola fijamente.

-Que fea era. Me engaño su hermoso exterior. -Dijo lanzando la muñeca tras de él y retirándose caminando. - Debo de asegurarme de que no me engañen esta vez. 

Mientras caminaba por allí, pensaba a quien traería como su cuarta Alicia.

- Ah~~~ Haga lo que haga, termino fallando... Me pregunto que estaré haciendo mal... Tal vez... ¿Debería elegir humanos mas jóvenes? -Al pensar su pregunta rapidamente sonrío al saber que tuvo una magnifica idea. - ¡Eso es! ¡Entre mas jóvenes, mejores son los sueños que tienen! ¿Cómo no me había dado cuenta de algo tan simple?. - En eso comenzó a recordar dos jóvenes que había conocido hace tiempo atrás. - ¡Ah! ¡Que oportuno! Uchiha Madara... y Uchiha Izuna... ambos serán... mi CUARTA ALICIA!

 mi CUARTA ALICIA!

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Los sacrificios humanos de Alicia en KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora