La cuarta Alicia... Madara e Izuna

310 39 40
                                    

En otro lugar, o mas bien otro reino, se encontraban dos hermanos, el mayor de ellos quien era nombrado Madara y el menor, quien era nombrado Izuna.
Se encontraban hablando con sueño, sobre una propuesta que este les hizo a ellos.

- Mh... ¿En otras palabras? - Pidió Madara, quien no entendía nada de lo que decía Zetsu.
- Otra vez... Te lo ha estado explicando desde hace rato, ¿no?, Esta cosa quiere que seamos alguien llamado "Alicia". - Le explica Izuna a su hermano mayor.
- ¿Alicia? - Pregunta Madara
- Así es... El dijo que quiere que recordemos el mundo, pero... tal vez... ¿es un sueño?, Entonces, se refería a que lo recordáramos a él ¿o no?, Creo que por eso nos eligió a nosotros que somos niños. -Dijo Izuna, re calculando todo lo que Zetsu les dijo a ambos. Con sus palabras se podía notar que él era el mas inteligente de ambos hermanos.
- Bueno, no me importa tener que recordar un sueño. El solo hecho de no tener que salir de aquí nunca es genial, ¿verdad?. -Decía Madara feliz.
- Sí, yo también lo creo. 
- ¡Si tú estas conmigo, no me importa nada más!
- Yo también pienso lo mismo, Mada.

Zetsu se encontraba realmente feliz, no tuvo ni que poner esfuerzo para conseguir lo que deseaba, esos hermanos se estaban ofreciendo.

- MM~ Son muy buenos chicos ¿saben?, Están tan llenos de curiosidad... ¡Me han caído muy bien! Mientras se queden aquí para siempre, pueden hacer lo que quieran! -Les dijo muy feliz Zetsu a ambos hermanos - Nos vemos, ¿vale? - Dijo eso ultimo, desapareciendo poco a poco de allí, dejando a ambos hermanos solos.
- ¡Si! Bye-Bye -Respondió Madara - ¿Y en-ton-ces Izuna, que vamos a haces ahora? - Se levanto Madara mientras miraba a su hermano menor.
- Cierto... No sacamos nada con quedarnos aquí, ¿Así que porque no vamos a algún lugar? - Preguntó Izuna a su hermano mayor.
- ¡Si, Vamos!

Mientras ambos hermanos caminaban por un bosque, Madara noto algo entre los árboles, allí mismo se podía divisar una jaula, por como se encontraban ellos no se podía ver que tenia la jaula dentro. 
Madara, tomando el brazo derecho de Izuna, lo jalo mientras señalaba la jaula.

- Hay algo que parece una jaula. ¡Vamos a ver! - Decía el mayor muy emocionado. 
- No, Madara-Nii. Es mejor que no nos acerquemos. - Respondió el menor.
- ¿Que, tienes miedo? ¿Eres hombre o no? - Le preguntó Madara a su hermano, tratando de animarlo para ir a ver que había en la jaula, lo cual logro.

Ambos hermanos comenzaron a caminar en dirección a la jaula.
En uno de sus pasos, Izuna logro notar algo en el suelo.

- Hay algo en el suelo... ¿Una carta? - Dijo Izuna, parando su caminar para recogerlo. 

Al recogerla comenzó a leer el sobre de la cartapara quien era enviada.

- Y el remitente... no está escrito. ¿Qué sera esta marca con forma de corazón? - Se preguntaba a sí mismo.

Poco a poco tras de él, se asomo Madara, mirando con entusiasmo.

- Sospechoso, ¿o no? -Dijo el mayor muy emocionado. - ¡Izuna. Ábrela! 
- A ver... -Dijo abriendo la carta.

Al abrir la carta, aparte de encontrar la misma escrita, pudieron notar un naipe de corazón.

- "Para quien recoja esto." "Por favor preséntese en el castillo hoy a las 7 de la tarde"... dice.
- ¿El castillo? ¡Izuna, vayamos!
- No hay ningún detalle, ni siquiera tiene remitente...
-¡Pero que dices! ¡Precisamente porque no sabemos nada suena más interesante! 
- Neh... está bien...

Al terminar aquello y guardar la carta se fueron en marcha al único castillo que había en todo ese reino.

Al haber llegado allí, en la puerta de ese castillo se encontraba una mujer que tenía el pelo largo de color rojo que llegaba hasta sus pantorrillas, además su cabello se separaba a ambos lados de su rostro por una pintaza de cabello que tenía en su lado izquierdo. Tenía una vestimenta tipo hogareña, un vestido gris largo hasta sus pies con un delantal blanco. Su piel era de color blanco y sus ojos, gris-violeta y llevaba una pulsera color azul en su muñeca izquierda.

- Bienvenidos. Muchas gracias por venir. - Respondió Kushina, la sirvienta de Mito.
- ¡Claro! Si esa invitación hubiera sido normal, no hubiera venido. - Le dijo Madara a la joven.
- Siempre haces lo que se te antoja... - Le dijo Izuna a su hermano, reprochando.
- ¿Que dijiste? -Dijo Madara tronando sus puños.
- Naaaada.... - Respondió Izuna al ver como su hermano mayor tronaba sus puños.
- Disculpen las molestias. Los llamé aquí por una razón. - Dijo Kushina tratando de disculparse, para luego mirarlos y sonreír dulcemente. - Quiero presentarles a la reina. -Al decir aquello, su dulce sonrisa desapareció y apareció un semblante serio. - Les ruego que no le cuenten a nadie lo que hablemos a partir de ahora. 
- ¿Vamos a conocer a la reina? - Pregunto muy emocionado el hermano mayor. - Entendido. no le diremos a nadie ¿Cierto, Izu? 
- ¿Eh? ...sí...
- Muchas gracias. - Agradeció Kushina mientras los guiaba por un pasillo.

Mientras los tres caminaban por aquellos pasillos, los cuales eran de paredes construidas por ladrillos de color grises, Kushina les platicaba del porque ellos estaban allí.

- Sucede que en este momento la reina está muy enferma. Dijo que le gustaría escuchar una linda canción para sentirse mejor. 
- ¡Nosotros cantamos muy bien! - Respondió rapidamente Madara
- ¡Que bien! - Respondió con alegría Kushina, esa alegría desvaneció por una sonrisa de demencia, observando a ambos hermanos. - Me alegra mucho haber encontrado personas tontas... - Al darse cuenta de que pensó en voz alta trato de corregir su error. - ... Con una voz tan hermosa, como ustedes.

Izuna poco a poco comenzó a sentir que un miedo invadía su cuerpo, sus ojos con brillos se opacaron mientras comenzaba a sudar, sabia que no iba a pasar nada bueno en ese entonces.

- Seguro que la reina... también se alegrará. - Les dijo Kushina, aún sonriendo con demencia.
- ¿En serio? ¡Que bueno! ¿No, Izuna? - Decía Madara, quien no se daba cuenta de la situación en la que se encontraban. 
- S-Sí... ¿verdad...? -Dijo Izuna sin ganas, mientras observaba el suelo.
- ¿Que? ¿Que pasa? - Preguntó Madara a su hermano menor, al notar que ese estaba actuando raro.  - ¡Todo estará bien! ¡Nadie canta mejor que nosotros! - Volvió a sonreír Madara, aún sin darse cuenta de lo sucedido.
- No... No es... eso...
- Jajaja, no tienen por qué ponerse nerviosos - Respondió Kushina.

La sonrisa de demencia de Kushina se hizo aun mas notoria en su rostro, en especial por aquellas palabras.

- Porque... muy pronto ya no... ...sentirán nada.

En otro lugar, se encontraba sueño muy preocupado, su esperanza se estaba yendo hacia su muerte repentina. 

- ¿¡EH!? ¿Van hacia allá?  - Se preguntó así mismo muy nervioso. - ¡HEY! ¡NO VAYAN! ¡NO VAYAN, LES DIGO! - Les gritaba, pero ya era demasiado tarde, aquellos hermanos se acercaban a su final... en especial Madara, quien portaba una ignorancia a su alrededor. 

- Ah~ ¿Otro fracaso? - Se preguntó así mismo Zetsu. - El que estén llenos de curiosidad también fue un problema... Cielos... Y eso que prometieron que nos volveríamos a ver de nuevo... Si van a ese lugar, ya no nos podremos ver mas... -Dijo Zetsu muy triste.

Camino hacia su estantería para sacar dos peluches, uno de Madara y otro de Izuna.

Mas allá del bosque otro reino hay
bajo los rosales a la hora del té 
al reino aquel llego una invitación
un naipe me corazon


un par de hermanos el cuarto fue
llenos de curiosidad llegaron al país
abrieron las puertas y encontrando cada vez
las terribles escenas de pena y dolor sin fin


el valiente hermano mayor
y el brillante hermano menor
a la tercera Alicia
se quisieron acercar


pero su sueño
esta aun por terminar
aquel extraño país
hoy a sus pies está.
 

- Pobresillos... cantaran eternamente para la reina... de seguro ya les corto las gargantas por sus voces... -Dijo Zetsu, sentándose en el piso y suspirando.



Los sacrificios humanos de Alicia en KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora