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Ninguno de los dos dice nada por un momento. Comienzo a sentir como mi pulso se acelera, mi respiración se acorta y no encuentro siquiera palabras para presentarme.

-¿Qué quieres? ¿Quién te ayudó a encontrarme? -Pregunta serio el chico.

-¿Er-eres la sirena? -Le pregunto asombrado. Él no responde, pero me mira con una cara que claramente dice "¿Eso te parezco?"

Nuevamente se forma un silencio incómodo.

-Lo siento. Yo...olvidé presentarme, me llamo Makoto –Obviamente decido que es mejor no hacer "mi petición" en seguida. No quiero desatar su furia ni tampoco ser grosero. A decir verdad, el tesoro me importa bien poco.

El chico avanza lentamente hasta quedar frente a mi. Siempre he sido un poco más alto que los demás, por lo que era de esperarse que la estatura de él me llegara un poco más arriba del hombro.

-Haruka...un gusto –Se presenta el chico desviando su cuello -¿Vienes por el tesoro?

-N-no –Miento descaradamente y muy nervioso –Yo...yo solo...

-Entonces vete. No quiero humanos en mi territorio

Haruka ha usado un tono bastante seco, lo que provoca que me ponga aun más nervioso, si se irrita demasiado se desatará el caos, bueno, según la leyenda.

-¿Vives acá solo? -Ni siquiera yo sé como me he atrevido a preguntar tal cosa.

-¿Ves a alguien más?

Vuelve a usar un tono aun más cortante, pero ha respondido a mi pregunta. Me ha entrado comprensión y lástima, supongo que por una parte su carácter se debe a que no está acostumbrado a convivir con alguien más, le cuesta sociabilizar y junto con ello viene la soledad. Conozco ese sentimiento mejor que nadie. Para intentar animarlo le dedico una sonrisa.

-Yo no me siento mal estando solo. Ha diferencia de ti... -El muchacho dice casi afirmando lo último.

Un momento ¿Será que acaso puede leer la mente? Porque si es así...

-Estoy rodeado de lo que más me gusta. El agua –Interrumpe mis pensamientos.

-Ah...si, ya veo –Digo amistosamente con otra cálida sonrisa.

Y no es que esté fingiendo. Me siento a gusto con él. Puede que utilice sus poderes de seducción para hacerme sentir eso. O tal vez no todo lo de la leyenda sea cierta. De partida es un chico y no una chica y no luce para nada peligroso.

Me observo mis astilladas, ya es tan normal tenerlas cubiertas de astillas y de heridas debido al duro trabajo que a veces me toca en el barco.

-Estás herido –Exclama Haruka –Todo tu cuerpo

-No es nada –Respondo ocultando mis manos tras mi espalda.

Haruka se gira hacia la laguna de la que ha salido anteriormente. Suspira, toma uno de mis brazos y me lleva a rastras hacia donde tenía puesta la mirada.

-Es-espera ¿Qué haces?

-Sácate la ropa –Me ordena.

-¿Eh?

Él cierra los ojos y explica –Voy a curar tus heridas, pero para eso debes entrar al agua desnudo, no puede contaminarse. Es mágica y pura.

-N-no hace falta. No te molestes, estoy bien -Sonrío.

El chico me echa una mirada asesina, por lo que no me puedo negar y accedo a su petición. Inmediatamente comienzo a despojarme de mis ropas y él me da la espalda.

-Una vez listo, entra al agua

Me quito la ropa interior y hago lo que me ordena. El contacto con el agua me suelta los tensados músculos. No parece agua, la sensación es como si se tratase de ¿aire? Pero espeso. En fin, una sensación indescriptible y placentera. Haruka se mete junto a mi, me mira directamente a los ojos hasta sentirla en lo más profundo de mi ser. No puedo evitar sonrojarme, el chico se acerca cada vez más, toma mis manos, las observa y cierra sus ojos. Un aura brillante comienza a florecer alrededor de su cuerpo, luego traspasa hacia el agua para finalmente llegar a mi.

Cuando abre sus perfectos ojos azules, el brillo y resplandor se apaga. Miro mis manos, las cuales están completamente curadas y el resto de mi cuerpo se siente como nuevo.

-¡Increíble! -Exclamo –¡Muchísimas gracias Haru!

El chico me mira extrañado y luego se sonroja. ¡Qué vergüenza! ¡Acabo de llamarlo "Haru"! ¡Y eso que apenas nos conocemos! Pero, lo que ha hecho por mi me ha dejado maravillado, nunca en mi vida alguien ha hecho algo tan bueno por mi. Y al verlo allí, parado en el agua, con sus intensos ojos azules que hacen juego con todo lo demás, hace que despierten nuevos sentimientos en mi mente.

-Lo siento, no quise ser confianzudo –Digo apenado.

-Está bien –Dice serio desviando su mirada hacia otra parte –Creo que ya es hora de que vuelvas a tu barco...

El mágico momento se ha arruinado por completo ¿Cómo lo supo? ¿Todo este tiempo estuvo fingiendo? O sea que si...

-Si. Puedo leer tu mente –Afirma saliendo del agua.

Lo miro con la boca abierta y comienzo a temblar. La situación me hace sentir horrible, le he mentido y luego de lo que ha hecho por mi se ha dado cuenta...

-En realidad lo supe cuando llegaste. Siempre es lo mismo –Vuelve a interrumpir.

Me apoyo torpemente en la orilla y salgo de la laguna, colocándome como puedo la ropa –No he querido mentirte, es solo que me he visto obligado –Le explico.

Haru me da la espalda. No puedo ver la expresión de su rostro. Pero el aire huele a horrible decepción.

-Te daré parte del tesoro. Luego quiero que te marches –Dice aun de espaldas avanzando hacia un gran cofre ubicado en medio de unos curiosos arbustos.

Me siento realmente mal, yo ni siquiera necesito el tesoro, si tan solo pudiera...

Una gran explosión provoca que el suelo tiemble y pierda el equilibrio. Dirijo mi mirada hacia el origen del estruendo. Exactamente el lugar por donde había llegado, se encontraba hecho escombros y tres siluetas se movían a través de una densa nube de polvo. 

Amor en una burbuja submarina (MakoHaru-Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora