La realidad de un suicida

Doble vida

Si si, una doble vida. Como los súper héroes o las estrellas famosos. Una doble vida. Fingimos por un lado ser de una forma, cuando en realidad somos lo contrario. Ocultamos nuestra forma de ser y nuestro cuerpo a veces.

En frente del mundo somos una persona. Somos normales. Reímos, mucho. Incluso más de lo que deberíamos por la situación. Y luego lloramos en silencio. ¿Por qué? Porque no queremos vernos débiles o vulnerables en frente del mundo.

Cada quien tiene su pasado. Algunos, no tan alegre. Muchas veces este pasado oscuro que nos llevo una vez – o varias – a cortarnos nos persigue. Se mantiene renuente en nuestra memoria. Es como una película antigua, en blanco y negro, sin sonido; que se reproduce constantemente en nuestra mente sin dejarnos ponerle pausa.

Estos recuerdos nos persiguen todo el tiempo. Hasta el punto que no nos permite seguir adelante. Teniendo estos recuerdos contigo es imposible reír o alegrarte de verdad. Cada vez que lo intentas si quiera tu subconsciente te recuerda como son las cosas realmente. Y tan solo eso basta como para que no puedas sonreír. Es ahí donde empiezas a fingir.

Poco a poco te vuelves profesional en fingir alegría y sonrisas. Se vuelve algo tan rutinario que te acostumbras. Ya es algo muy normal. Le coges el punto. Sabes perfectamente como hacer esa sonrisa "perfecta" que nadie sabe que es falsa. Logras fingir la alegría que todos esperan de ti. Por dentro te estás muriendo, pero nadie lo sabe, y no tiene porque saberlo tampoco.

Ahí es donde esta la doble vida.

En frente del mundo eres la persona más alegre y emocional de todas. Pero por dentro eres un alma en pena. Alguien que sufre y solo quiere liberarse de tanto dolor pero no puede.

La gente cree que te conoce, tus padres lo creen. Pero en realidad no lo hacen. No conocen tu verdadera persona, y probablemente no lo hagan nunca.

Pero llevar una doble vida no esta solo ahí. Esta en tu cuerpo también.

A pesar de que las cicatrices de tus actos sean algo normal, la gente lo ve como algo malo. Es por eso que terminas ocultándolo. Empiezas a usar ropa holgada y grande para que nadie vea tus marcas. Aunque debajo de toda esa ropa tengas un cuerpo que quieras mostrar, no puedes. Tienes que ocultarlo para que los demás no te juzguen.

Eso también es parte de la doble vida. Vistes como alguien que no eres, actúas como alguien que no eres, y finges sentimientos que no tienes.

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