Capítulo 1

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Lunes, primer día de clase. Había sido un buen día, sobre todo por el apoyo constante de Caroline. Se aseguró de que estuviera cómoda además de presentarme a varios de sus amigos y conocidos. Era tal y como la recordaba, extrovertida y divertida.

Decidimos pasar la tarde del día siguiente juntas con una de sus mejores amigas.

Bueno, ahora que os conocéis tenemos que planear un día de chicas, ir de compras, hacernos la manicura... Y no acepto un no por respuesta. —— Nos advirtió a Elena y a mí, dejándonos claro que no podíamos negarnos.

Creo que nos ha quedado bastante claro. —— Mencioné, riendo junto a ella.

Hasta entonces no me había fijado en como me miraba la morena, o más bien en como se fijaba en algo. No sabría decir exactamente qué era lo que estaba mirando, o lo que estaba pensando, parecía ver a través de mí.

Parece que Caroline también se acababa de dar cuenta, porque se acercó a su amiga de inmediato, colocando su brazo al rededor del suyo para llamar su atención.

Elena, acompañame un momento a la cocina. —— Antes de irse esbozó una pequeña sonrisa.

La situación empezó a parecerme un poco extraña. ¿Por qué me miraba así? ¿Por qué parecía estar distraída y concentrada al mismo tiempo? La curiosidad acabó ganando, por lo que me acerqué con cuidado hacia donde se encontraban.

Tienes que controlarte, Elena, sé que todavía estás aprendiendo pero estamos en la universidad, llena de un montón de gente, vas a tener que aprender a controlarte cuanto antes. —— A pesar de hablar en susurros, se notaba que estaba un poco histérica.

Lo sé, tienes razón, y de verdad que lo intento. ¿Pero no lo hueles? Su sangre no es como la de los demás humanos, la suya... atrae más. —— Cuando terminó de hablar, Caroline soltó un suspiro en respuesta.

Al convertirte en vampiro eso es lo que te parece, pero no es así, tienes que controlarte, no puedes hacerle daño. —— Elena asintió, lo cual parecía que había conseguido calmar a la rubia.


No lo haré. Su sangre me llama la atención más de lo normal, solo es eso, hasta desde aquí puedo olerla. —— Todo esto me parecía surrealista, ya había escuchado y leído al respecto sobre ello, pero pensaba que simplemente eran leyendas.

Era cierto, los vampiros existían, y ahora mismo estaba con dos de ellos, mis únicas amigas eran vampiros.

Intenté escabullirme de ahí antes de que volvieran al comedor, lo que fue un intento fallido ya que acabé chocando contra un chico.

Dejé de caminar mientras levantaba la vista, encontrándome con unos llamativos ojos azules.

Eso es porque os estaba escuchando. —— Sin apartar su mirada de la mía, llamó la atención de las chicas.

Ambas se miraron antes de decir o hacer cualquier cosa. No sabía que esperar, nunca había conocido a un vampiro, por supuesto, solo sabía que moverme sería un gran error, por lo que al igual que el chico, seguí manteniendo la mirada sobre la suya.

Podemos hacer que olvide todo, es fácil. —— Sugirió Elena, cruzando sus brazos entre si.

Es inútil, tiene una pulsera de verbena, y seguramente haya tomado antes de venir. —— Unos escalofríos recorrieron mi cuerpo al notar su agarre, levantando mi muñeca en la cual se encontraba la pulsera.

Entonces... —— Caroline no quitaba sus ojos de mí, no sabía que estaba pensando ni sabía si la persona que realmente solía conocer era la misma con la que estaba ahora.

Me limité a tragar saliva, sin saber como reaccionar ante la presencia de los vampiros y temiendo lo que podría pasar.

Se quedaron en silencio durante un rato, por lo que decidí romperlo de una vez.

Solo quiero irme, no... diré nada. —— Volví a tragar saliva, esos ojos azules me causaban escalofríos.

Claro, te creemos. ¿Por qué motivo ibas a contarle a alguien sobre la existencia de los vampiros? —— Por el tono sarcástico en el que pronunció aquellas palabras me quedó claro que irme no era una de las opciones.

Confío en ella, Damon, no creo que sea un problema que lo sepa. —— Gracias a las palabras de Caroline conseguí calmarme un poco.

¿Confías en ella? ¿Cuánto tiempo hace que no la ves? ¿Años? No puedes confiar en cualquiera. —— A pesar de no conocerme de nada, el tal Damon parecía despreciarme, o a los humanos.

¡Ella no es cualquiera! La conozco bien, es una buena amiga. No dirá nada, lo sé. —— En cuanto se acercó a mí y me apartó del chico le agradecí mentalmente por ello, su presencia me incomodaba, y tenerle cerca todavía más.

Yo confío en Caroline, y si ella confía en que Emma no dirá nada, entonces yo también. —— Elena se colocó al lado de nosotras con una pequeña sonrisa.

Toda nuestra atención se desvió a la puerta al notar como llamaban a esta.

Damon fue a abrir, volviendo con un sobre entre las manos el cual estaba leyendo.

¿Qué es? —— Preguntó Caroline, fijándose en el sobre.

Parece que Klaus Mikaelson nos invita a otro de sus bailes de gala. —— Desvío su atención del sobre tirándolo sobre el sofá.

Ese nombre... Ese maldito nombre. Era uno de los motivos por los que había querido venir a Mystic Falls, pero no esperaba encontrarme con algo sobre él tan pronto, sobre el asesino de mi padre.

Me aparté de Caroline tan pronto como escuché el nombre, provocándome un nudo en la garganta.

¿Emma? ¿Qué pasa? —— Se notaba su preocupación, al igual que Elena, ambas intentaron acercarse a mí, pero me aparté aún más de ellas.

¿Conoces a Klaus? —— El ojiazul pareció entender enseguida que era mi reacción a su nombre, y la mirada que le lancé pareció confirmar sus sospechas.

Estoy aquí por él. —— Me estaba costando no romperme a llorar, no quería hacerlo delante de ellos, por lo que mis ojos comenzaron a cristalizarse.

Las chicas me lanzaban varias miradas; confusas, interrogativas... El único que no mostraba ningún tipo de emoción era él, solo mostraba interés.

¿Por él? ¿Por qué por él? —— Finalmente Elena volvió a romper el silencio que se formó.

Mató a mi padre. —— Tragué saliva al pronunciar esas palabras, “mató a mi padre”. Sabía quien era el asesino de mi padre, sabía donde vivía y sabía donde podía encontrarlo, en el baile, pero lo que no sabía era qué podría hacer contra  él.

Antes de escuchar cualquier respuesta de consolación me dirigí rápidamente a la puerta, pude escuchar como Damon quería detenerme y como Caroline y Elena le decían que me dejara marchar, y eso hicieron.

A lo largo de la semana estuve pensando en todo lo sucedido, iba a clase, salía a tomar un café, e intentaba evitar a Caroline, lo cual era un tanto difícil ya que insistía en querer hablar conmigo, al igual que Elena.

Finalmente decidí dejar de hacerlo y hablar con ellas, contándoles lo que sabía sobre el asesinato de mi padre y de Klaus, lo cual era poco. Un hombre lobo mató a mi padre, después de investigar mucho al respecto con la poca información conseguida logré averiguar su nombre, “Klaus Mikaelson, un hombre lobo que parecía ser más fuerte y poderoso que cualquier otro.

No solo ellas fueron partícipes de esa conversación, Stefan Salvatore también era parte de ella. Él fue de las pocas personas con las que hablé en esta semana, supuse que Caroline le había mandado a hablar conmigo, pero aún así conseguí hacer un nuevo amigo, parecía dar buenos consejos y saber escuchar, cosa que en cierto momento me hizo falta.

Las Pérdidas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora