Introducción

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Cassie tenía ocho años, habían pasado sólo dos horas desde el accidente. Ella estaba en casa de Clint por orden de Fury dibujando en una hoja de papel que Laura, la esposa de Clint, le había dado para que se distrajese un poco y procurase no pensar en lo acaecido ese mismo día. Nick había pensado que la granja era el entorno perfecto para mantenerse oculta, lo mejor era que todos creyesen que estaba muerta para evitar más problemas de los que ya había. La muerte de la familia Queen era trending topic, en las noticias no se dejaba de hablar de eso y probablemente seguiría así durante un par de meses hasta que sucediese algo más interesante. Si los asesinos querían atención, ya la habían conseguido, todo S.H.I.E.L.D. estaba buscando a los culpables sin descanso.

- ¿Cómo estás Cassandra? - Laura cogió la silla más cercana que tenía y se sentó junto a ella en la mesa de la cocina. No podía ni imaginar lo que debía de estar sufriendo aquella pequeña niña tan indefensa.

- Es Cassie. - murmuró de una manera a penas audible y ausente, como si estuviese en otro lugar muy lejano.

- Bueno Cassie, ¿cómo estás? - volvió a preguntar, hablar siempre era una buena terapia.

- Nunca me ha gustado el fuego, siempre me ha dado miedo. Es bonito pero si te descuidas puede destruirte como si nada, y si sobrevives a él puede que sea con daños que te harían desear estar muerto. - respondió sin inmutarse, en aquellos momentos lo más importante era su dibujo.

Laura suspiró, con los pelos de punta por lo que acababa de escuchar salir de sólo una pequeña de ocho años. Estaba cubierta de ceniza, su vestido rosa estaba quemado por varios lugares y las dos coletas que se encargaban de atar su pelo estaban destrozadas dejando libres algunos mechones de su cabello castaño. Entre su aspecto y su carácter tétrico y carente de emociones parecía salida de una novela de Stephen King.

- ¿Quieres galletas? - Laura se levantó de la silla esperando una respuesta por su parte, quería ayudarla a sentirse mejor y también alejarse un poco.

- Sí. - contestó soltando su pintura roja para coger la naranja.

- Vale, volveré en un segundo.

. . .

- ¿Qué será de ella ahora? - preguntó Clint alternando su mirada de Fury a su esposa con la pequeña Cassandra.

- Hay un hombre que puede ayudarla y es de fiar. - respondió Nick observando como coloreaba despreocupada.

- ¿De qué lo conoces?

- Él se encargará de mantenerla oculta, es importante que desde el día de hoy Cassandra Elizabeth Queen sea un cadáver como sus padres Christine Meyers, Patrick Queen y su hermano Percival. - evadió el tema ignorando su pregunta y Clint entendió que debía de callarse y no cuestionar sus decisiones.

- ¿Por qué mantenerla oculta? Sus padres ya están muertos.

- La bomba era para ella, Clint.

- ¿Para qué acabar con una niña de ocho años?

- No es una niña, es un arma.

. . .

- ¿Ya has acabado el dibujo? - preguntó Laura al ver como dejaba los colores a un lado.

- Sí, es un dibujo de mi casa. - se lo enseñó a Laura y está tragó con amargura y pesadez al ver que la casa de madera dibujada estaba hundida en las llamas.

- ¿Quieres hablar de lo que pasó cariño?

- No hay nada de que hablar, es muy sencillo, lo que pasó fue esto. - cogió el papel y lo miró fijamente durante unos tres segundos. El trozo de papel comenzó a arder de la nada, reduciéndose lentamente a cenizas. La mirada oscura de Cassie reflejaba la llama procedente del papel, la cual poco a poco se iba apagando junto con lo que quedaba de la vieja Cassandra.

Clint abrió un poco la boca y Laura retrocedió asustada. En aquel instante ambos comprendieron que Fury tenía razón: no era una niña, era un arma.



Primer capítulo: 19/12/2016


HEATHENS [Steve Rogers]Where stories live. Discover now