Queridísimo Jin <NamJin>

Te amo

- Sólo… prométeme que no te meterás en problemas...

Las lágrimas de SeokJin no dejaban de salir y NamJoon no sabía muy bien qué hacer, sólo se limitaba a estrecharlo contra su pecho, acariciando suavemente su pelo color rosa.

La verdad es que él también quiere llorar, y ahí era el mejor lugar para hacerlo: los brazos de su novio, pero debía mantenerse fuerte, al menos hoy, para no dejar caer a Jin.

- No te preocupes - dijo al fin, no muy seguro de mantener esa promesa - Tu prométeme que hablaremos todos los días.

Seokjin asintió con su cabeza pegada al pecho del menor. Namjoon sintió su camiseta humedecerse. Apretó la mandíbula.

- Lo siento tanto… - su voz estaba quebrada, pero las lágrimas seguían confinadas en su interior.

El mayor de los dos levantó la cabeza y lo miró a los ojos, rodeó las mejillas del contrario con sus manos.

- No es tu culpa, amor… - se sonó la nariz con un pañuelo - Juro que voy a ahorrar cada centavo que gane para ir a visitarte.

- Vendré a buscarte - le susurró el moreno al oído, para seguido atrapar sus labios frenéticamente, guardando cada segundo como un tesoro que tendría que viajar con él hasta que se vuelvan a ver.

- NamJoon - una voz femenina y cortante interrumpió el momento, los dos giraron para ver a la madre del menor parada en la puerta de la habitación, con una cara asqueada nada disimulada - Es hora de irnos.

NamJoon vio con enojo como la mujer se iba. Abrazo con más fuerza a Jin. No quería separarse de su novio, es más, si fuera por él, metería al chico en la valija y se lo llevaría en secreto.

Ahora fue él quien tomó las mejillas de Jin. Se inclinó y juntó sus frentes. Ambos cerraron los ojos.

- Te amo… - susurró.

- También te amo… - le respondió.

Al final, las lágrimas ganaron.