Queridísimo Jin <NamJin>

Blanco

- ¿Y quién es ese apuesto jovencito?

- Ah, es mi hijo NamJoon.

Su madre estiró el brazo en su dirección cuando se percató de la presencia de su hijo y éste, con las manos en los bolsillos de su jean nuevo y con la mejor cara de amargado que tenía, se acercó al grupo de mujeres frente a su nueva casa.

- Saluda - le dijo su madre con tono agradable, pero apretando la mano en su hombro dándole a entender que era una orden.

- Hola - dijo seco moviendo el hombro disimuladamente para safarse de su agarre.

Las dos mujeres, igual de bajitas que su madre e igual de maquilladas, lo saludaron y le sonrieron.

- ¿Qué edad tienes, NamJoon? - le preguntó una.

- Diecisiete.

- ¿Y tienes novia? - le preguntó la otra.

NamJoon miró a su mamá, quien ya lo estaba mirando en plan "cuidado con lo que dices".

Suspiró.

- Novia no.

- Me contaba tu mamá que empiezas las clases el lunes - le preguntó la mujer de largo cabello negro con una gran sonrisa divertida - ¿Te parece que te presente a mi hijo? Te vendría bien un amigo.

- ¡Claro! - contestó con igual emoción su madre.

Siguieron hablando ignorando su existencia y NamJoon aprovechó para escabullirse dentro de la casa.

Si tuviera que describir la casa con un color, sería blanco.

El interior de la nueva casa era literalmente blanco. Alfombras blancas, cortinas de seda blancas, paredes blancas, los nuevos sofás que su madre compró en línea eran blancos, incluso las escaleras eran blancas, en fin, todo.

Entró a su habitación, donde sólo estaba su gran cama y su escritorio, después, la mitad de su vida estaba en cajas.

La otra mitad estaba muy lejos de allí.

Sacó su celular del bolsillo, se emocionó al ver que tenía señal y un mensaje.

Jinnie~

Llegaste bien? Llámame cuando puedas. Te amo.