Ese imbécil verá mi puño muy pronto en su carita.
-¡Dylan para, me duele el brazo!.
-Joder, lo siento nena. ¿Te calmaste ya? Oh, si calmarse implica cortarle las bolas al pelotudo.-Si- estoy muy calmada.
-No puedes perder la cabeza así de fácil morena. Logan llega a mi lado con un cigarro en las manos. Podría apostar mi vida a que el tío muere de cáncer al pulmón.
-Podrías tener un poco de consideración por tus pulmones, ¿No, Logan? -pregunté con una sonrisa cínica.
-Es mi puta vida.
-Hey, dejen de pelear -dijo Dylan intentando calmarnos.
-Yo me voy.
-Nadie te detiene -sonreí y Logan se fue refunfuñando.
-¡Hey Logan, espera hermano! -gritó, y luego se dirigió a mi. -Y tú, espera aquí.
-Si papá -le sonreí y él se retiró. Dylan lograbá sacarme de mis casillas a veces, pero así lo quería.
¡Al fin sola!. Dios mío, esto era lo que necesitaba.
-Mh, hola guapa -escuché cerca, demasiado cerca de mi oído. Me giré y me encontré con el mismo diablo en persona. Oh vamos, ¿¡Es que no puedo estar tranquila dos minutos!?
-¿Qué quieres idiota? -respira, respira.
-¿Quieres un poquito? -preguntó con una sonrisa. Espera, ¿Qué tiene en la mano?, no me jodas,Bieber está casi volando.
-No cariño -me acerco al él con mi sonrisa más coqueta- se me antoja otra cosa. -Una patada en tus bolas es lo que te ofrezco, ¿te anotas?
-No, nena, ¿Te gustaría probar? -me enseñó los pequeños papelitos que tenía en el bolsillo de su chaqueta. Le sonreí coquetamente y me acerqué a él, tenía que hacer esto.
-¿Me darías?.
-Toda la noche.
-¡De eso no hablaba! -su comentario me hizo reír, podría jugar un poco con él.
-¿Nunca te dije lo sexy que te ves? -le sonreí y me acerqué un poco -Bieber... Me -me acerqué un poco más.
-¿Te? -me preguntó mirándome los labios.
-Me... -cerró los ojos por la cercanía y fue mi oportunidad, le metí la mano a su bolsillo y le saqué todos los pequeños papeles que tenía, me los guardé, para luego botarlos, y me alejé bruscamente de él
-¿¡Pero que diablos te pasa!? -me gritó realmente enojado.
-Ups... creo que te salió el tiro por la culata, nene.- Traté de alejarme, pero el chico era rápido.
-Eh nena, no te me escapes tan rápido. -susurró en mi oído.
-¿¡Qué coño pasa aquí!? -gritó Dylan. Oh tío, que oportuno.
-Nada imbécil, jugamos a la mamá y al papá, ¿Qué no lo ves? -Punto para Bieber. -Relájate Dylan, el muñeco se estaba disculpando, ¿Cierto? -Miré a Bieber con cara de santa, más le vale seguirme el juego.
-Si seguró -siseó desconfiado.
-Vamos morena -dijo Dylan pidiéndome explicaciones con la mirada.
-Si, ya voy, adelantate. - Le tiré las llaves de la moto. Estaba a punto de caminar, cuando escuché al insecto.
-De esta no te salvas nena -dijo, y me pegó en el culo. ¡Me pegó en el jodido culo!. De verda dolió, gemí de dolor.
-Me gusta ese sonido, te pegaré más seguido en tu gran culo para escuchar eso.
-Eres un imbécil Bieber.
-Y tu una zorr.. -No alcanzó a terminar la oración porque mi mano impactó con su rostro. El golpe fue tan fuerte que hasta a mi me dolió.
-Te arrepentirás, nena. Y sin más decir, me tomó bruscamente por los hombros hasta pegarme contra la pared, de verdad me dio miedo, era tan brusco... Pero, diablos, eso lo hacía ver tan sexy.
-No me arrepiento de nada aún, Drew -me burlé. Como odiaba que lo llamara por su segundo nombre.
-Pero lo harás pronto -me golpeó el culo por segundo vez, y mis ganas de partirle la cara aumentaron más y más al tenerlo tan cerca mío.
-¡Jódete!.
-Nos vemos, morena. Me miró por última vez y me tiró un beso, ¡puaj!.
Corrí para poder alcanzar a Dylan y alejarme lo más rápido posible de ese troglodita. Que alguien me de fuerzas para aguantarlo, por favor.
-¿Por qué te demoraste tanto?. Lo que me faltaba, Dylan y su mirada de "no te creo ni una mierda"
-Nada que te importe.
-Eh morena, no te descargues conmigo, ya tendrás tiempo esta noche. Mierda, mierda y más mierda, ¡Leah!.
-Dy,¿Sabes donde está Leah?.
-Se supone que en su casa, sube, te llevo.
Rogaba en mi interior para que Leah no estuviese enojada conmigo todavía, y es que ella lograba ponerme los pelos de punta, podía odiarla algunas veces, pero era mi mejor amiga, y si no iba al círculo en la noche, ni de coña corría.