Historia sin terminar.

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A dieciséis años luz de distancia, dos almas separadas por mil galaxias y millones de estrellas miraban por la misma ventana.

En un planeta cerca a lo verosímil, un alma dentro de un cuerpo se veía reflejado en la ventana de una tasca. Miraba fuera intentando ver su reflejo, que absurdo era. Tal vez el vaso que tenía a su lado tuviera la culpa. Un vaso de ceguera y evasión se encontraba vacío en el recipiente, pero lleno en el cuerpo del alma. El chico seguía intentando buscarse fuera cuando lo único que tenía que hacer era buscarse dentro, dentro de él, dentro del alma, no del cuerpo.

En un planeta cerca a la cordura, un alma dentro de un cuerpo se veía reflejado en la ventana de una tasca. Miraba fuera intentando ver su lugar, que absurdo era. Tal vez el vaso que tenía a su lado tuviera la culpa. Un vaso de ceguera y desorientación se encontraba vacío en el recipiente, pero lleno en el cuerpo de alma. La chica seguía intentando encontrarse fuera cuando lo único que tenía que hacer era salir, salir fueraa de ella, fuera de la tasca, no del cuerpo.

Ambas tascas eran idénticas, solo que ninguno miraba dentro, solo fuera.

Y así, comienza y termina la historia de una mosca llamada Casualidad, que voló hasta la pequeña gramola estropeada de ambas tascas, y activó su corriente por error, causando así su muerte.

Benditas gramolas las de aquellas tascas, que con solo el primer acorde perdieron a las dos almas. Canciones aleatorias invadieron ambas tascas, y por primera vez las almas se tocaron, sin querer.

De repente unas frases sin rumbo salieron de las gramolas.

Las almas escaparon a buscarse, se gritaban el uno al otro:

Él, perseguido por sus miedos sobre si mismo escapó y dijo:

-Nadie me cogerá vivo.

Ha llegado la hora de arreglar las cosas.

-No quiero perseguir la luz de las estrellas.

No quiero estar persiguiendo la luz de las estrellas.

Quiero tenerte en mis brazos.

Yo solo quiero tenerte en mis brazos.

-Estarás bien

porque no hay nadie como tú

en el universo.

Y juntos seremos invencibles.


Ella impulsada por sus sueños dijo:


-Yo estaba buscando.

Tu estabas en una misión.

Entonces nuestros corazones se combinaron 

como una colisión de estrellas de neutrones.

-Desde este momento

Nunca estarás solo.

Estamos unidos juntos.

Ahora y para siempre.

La soledad se ha ído.

-Estarás bien

porque no hay nadie como tú

en el universo.

Y juntos seremos invencibles.

Atraidas por el sonido de las canciones de ese grupo tan cromático, las alamas al borde de tocarse extendieron sus brazos. Un solo movimiento les separaba de ser invencibles. Pero justo cuando iban a tocarse... Un cometa golpeó una de las almas, y le llevo de vuelta a la tasca.

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