A diferencia de otros sucesos parecidos, éste pasó durante el día. Eran aproximadamente las dos de la tarde. Jazmín jugaba con su niñera en el patio, como sus padres tenían mucho dinero, era una casa muy grande. Tenía árboles muy grandes y arbustos coloridos. A la mitad del patio había una gran fuente de piedra adornada con macetas alrededor. La pequeña, tierna y dulce Jazz casi no convivía con sus padres y nunca tuvo un hermano así que su única amiga era la joven Clarice, su niñera. Esa tarde soleada jugaban a las atrapadas, el juego favorito de la pequeña, pero exactamente 4 minutos después de comenzar a jugar Clarice se sintió verdaderamente exhausta, como nunca antes se había sentido. Se sintió mareada y con mucho calor. Su frente sudorosa estaba roja. Se sintió pésima, así que le dijo a Jazmín que tenían que ir dentro y que pronto saldrían a jugar de nuevo. Jazmín no se rehusó porque sabía que Clarice siempre cumplía lo que le decía, y además era obediente.
Una vez dentro de la casa Clarice, con las pocas fuerzas que tuvo, sirvió un vaso con agua y lo tomó demasiado rápido. Jazmín no entendía lo que pasaba, y aunque lo entendiese no era capaz de hacer nada, la casa era grande y estaba sola. No se sabía ningún número telefónico así que lo único que pudo hacer fue sentarse y ver a Clarice. La niñera se sentó en la estancia junto a Jazz y tuvo la sensación de vómito en su garganta. Su cabeza estallaba y las náuseas la estaban volviendo loca. Simplemente no lo pudo contener. Recargó sus codos en sus rodillas y recogiéndose el cabello con sus manos comenzó a vomitar. Jazmín no podía creer lo que estaba viendo. Se quedó paralizada, viendo...
No era vómito normal. No era líquido. No tenía grumos. No era verde. No era naranja. No era rojo. Ni siquiera era vómito. Era más bien una sustancia viscosa y negra. Era una especie de moco plástico color negro. El rostro de Clarice palideció, en sus ojos las pupilas habían desaparecido y su cabello se tornó blanco. Era alguien sin color. Cuando la sustancia negra dejó de salir de su boca ahora su cuerpo no era nada más que un cascarón vacío y sin vida. Era algo increíble para una niña como Jazmín, no hacía nada más que ver, ni siquiera lloró.
El charco de la masa negra del piso comenzó a cobrar vida. Parecía que quería levantarse. Todo fue demasiado rápido. Jazmín se paró pero nunca dejó de ver. Una mano negra y viscosa se formó desde el charco y tomó a Jazmín del cuello. La mano apretaba cada vez más fuerte hasta que pudo arrancar la cabeza de la pequeña niña. Instantáneamente el cuarto se llenó de sangre, el cuerpo cayó al suelo y comenzó a derramar sangre a chorros mientras la mano azotaba cada vez más fuerte el cráneo de la niña, hasta que lo tronó. Todo parecía irreal, nunca nadie supo por qué estaban muertas, pero todo pasó.
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"Hora de dormir"
HorrorSi necesitas algo de terror, siempre estaré aquí. Siempre es bueno tener miedo, pero nunca dejes que te limite a alcanzar tus metas. Historias de terror cortas.