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Luego de cuatro largas semanas, Error necesitaba un descanso. Geno y el humano se habían ido a no sabía donde por tanto tiempo, Fresh estaba con Lust jugando en la sala a videojuegos que ignoraba, Ink estaba pintando otro enorme lienzo. . . Necesitaba algo con que distraerse. 

— Ink, ¿crees que sea algo malo si nos vamos por un rato al antivoid? — Dirigió su mirada a su novio, quien le daba la espalda por estar pintando. 

— Ya te había dicho que no quiero ir ahí, sabes que tengo leucofobia. — No dirigió su mirada a su novio mas aun así sabía perfectamente que le estaba sacando una de sus lenguas. Pero que infantil. — Además no podemos irnos, Fresh−

— Está con Lust, no se dará cuenta. . . Podemos ir al hotel de Mettaton, o si es mucho rosa vamos al de Napsta. — Se levantó de su lugar para ir hasta con él, la madera bajo suyo rechinaba con cada paso por lo que Ink ni siquiera se sorprendió por aquel abrazo que le dio por la espalda. — Vamos... Por favor, mi vida. 

— . . . Bien, sólo porque lo pediste de una manera muy linda... — Aprovechando que le abrazaba se hizo tinta, dejando un charco de una tinta color rojo en el suelo.


Aparecieron en una habitación,  los colores predominantes eran beige y blanco así que le era difícil saber en cual hotel estaban. Había una gran cama queen size con una manta de seda color rojo. Error no dudó ni dos segundos para lanzarse a ella con Ink en brazos para empezar a besarlo. 

Las lenguas de Error empezaron a adentrarse en la cavidad bucal de Ink, quien trataba de corresponder pero no podía en absoluto, por lo que pronto tuvo que recurrir a su pequeño truco. Tomó el alma de Error y pronto lo presionó con algo de fuerza, haciendo que Error soltara un fuerte gemido y se separara. No lo dejó continuar pues esta vez empezó a masajear su alma con gran cuidado y suavidad. Los gemidos de Error eran música para sus inexistentes oídos, su pareja tan sólo acariciaba torpemente el cuerpo ajeno haciéndolo temblar. Poco a poco las prendas empezaron a desaparecer de sus cuerpos, los zapatos fueron los primeros en quitarse obviamente; Error estaba con una camisa delgada sin mangas e Ink, él si había quedado completamente desnudo. 

El esqueleto negro no podía dejar de ver aquellos tatuajes en los huesos de su novio, eran hipnóticos, eran toda una maravilla... Acarició algunos de ellos queriendo seguir su figura, Ink tan sólo jadeaba por lo bien que se sentían aquellas caricias tan delicadas. 

Se terminaron separando para ambos poderse sentar en la cama, Ink estaba algo avergonzado y tratada de ocultar su miembro erecto pero estando sin ropa era imposible. Notó que Error sacó algo de la chamarra ya que estaba cerca de él y pronto se ruborizó por completo al ver que era. 

— ¡ESPERA! ¿Aun no me has preparado y ya quieres meterlo? ¿¡Tan desesperado estás!? — Error tan sólo rió mientras rompía la envoltura del condón, entregándole el pequeño aro a su pareja. — ¿Qué quieres...?

— Ponmelo de la manera que to prefieras, con tus hermosas y delicadas manos... O con tu boca. — Guiñó, el pobre Ink seguro moriría ahí por lo sexy que se vio así como de la vergonzosa situación en la que se encontraba ahora.

¿Con las manos o... Con la boca? ¡Eso era muy vergonzoso! Seguro no podría y se congelaría de la vergüenza. Sin embargo, tomó una decisión. Soltó un gran suspiro y puso el condón en la punta del miembro ajeno y torpemente empezó a colocarlo; Error se veía un poco decepcionado pero cuando sintió la cálida boca de Ink soltó un gemido. No se lo había esperado realmente. 

Empezó a bajar lentamente y con suavidad esperando poderlo bien y no romperlo o algo así, sabía que la magia era quisquillosa e incontrolable en algunas ocasiones así que no se querían precipitar. Salieron pequeñas lágrimas de sus cuencas al tener casi todo el miembro en su boca, casi se ahogaba por lo que pronto lo sacó de su boca y tomó algo de aire.

Tiempo de hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora