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Geno temblaba bajo el cuerpo de Edge, estaba siendo tan rudo que tenía pequeñas lágrimas en sus ojos y un gran rubor, daba pequeños quejidos pero trataba de aguantarlo. Pero no sólo eso, Reaper le estaba agarrando fuertemente, le decía palabras llenas de cariño para que se tranquilizara pero aun así no podía. 

¡Era tan difícil hacerlo, dolía! 

— ¡B-Basta! Enseri— Edge le dio un profundo beso, jugaba con la lengua del contrario para poder distraerlo, con ello por fin lo pudo meter, haciendo que Geno se separara quejándose del dolor. 

— ¡Tarado eso fue demasiado brusco! ¿¡No que si sabías inyectar!? — Sip, malditas pecadoras, ellos sólo estaban tratando de inyectar algo de medicina en el pedazo de alma de Geno. — ¡Además no tenías porque besarlo!

— ¡Claro que se, he inyectado a mi asqueroso hermano miles de veces! Esa escoria siempre enferma y yo tengo que ser el que lo cuidar... Y tuve que hacerlo para poder inyectarlo de una. —El pobre Geno tan sólo aguantaba las lágrimas, detestaba que para el pequeño pedazo de alma que tenía debía soportar tres inyecciones del mismo medicamento, por eso prefería mas las pastillas. 

¿Que hacían esos dos aquí? Bueno, con Reaper ya han de saber, él venía a molestar a Geno; Edge, por su parte, ya se había acostumbrado a venir cada dos o tres días par visitar (y besar) a Geno. 

Como fuera, Edge estaba mimando mucho a Geno cosa que sorprendía mucho, pero Reaper no podía evitar sentirse completamente celoso de él. Él debía ser quien besara a Geno, quien lo abrazara y mimara, quien lo molestara tambien obvio, pero mas que nada él era quien se debía ganar el amor de Geno... ¡Él lo ama mas que Edge! Pero no... 

Lo prefirió a él.

— ¿Estás mejor ahora? — El herido asintió con una pequeña sonrisa, esa que sólo le daba a Edge y a sus hermanos, para luego voltear con Reaper. 

— Gracias por haberme ayudado los dos, realmente lo aprecio... — No sabía bien que decirles, ellos habían insistido en ayudarlo y no pudo decirles que no, así que ahora trataba de encontrar las palabras correctas.

— No hay de que, Geno~ Además, sabes que si lo necesitas puedo traer a Tori aquí, ella podría darte mas vida o hasta darte algo para que— 

— No voy a molestar a la diosa de la vida con mis caprichos... Así estoy bien Reaper. —Tanto Edge como Reaper sintieron un gran enojo, Geno lo notó pero en cuanto iba a decir algo Reaper lo tomó de los hombros.

— ¿¡Caprichos dices!? ¡Geno, estás muriendo! ¡Sino fuera porque estás aquí, en éste lugar donde no puedes morir tu ya estuvieras hecho polvo! Querer vivir no es un capricho, querer gozar de una mejor vida no es un capricho, ¿¡siquiera piensas en tus hermanos!? — Aun siendo el Dios de la Muerte estaba molesto, él había hecho mucho por Geno, principalmente el que no le había quitado la vida... ¿Y esto es lo que decía? ¿Estaba diciendo que pedir una mejor vida era un capricho? Eso hasta Edge sabía que era una estupidez. 

— R-Reaper me lastimas, imbécil. — Era cierto, entre tanto grito su agarre se volvió más y más fuerte, Papyrus de Underfell tuvo que separarlos. — Ed—

— Aunque no quiera debo darle razón a ese idiota, querer vivir no es un capricho... Geno, se cuanto has luchado para mantenerte con vida así como sé que tu te mereces lo mejor... Así que joder... Deja que la Diosa de la Vida haga algo en ti para que tu puedas tener una vida mas tranquila... — Era extraño que Edge fuera quien le tratara con amabilidad pero sabía el por qué lo hacía: no quería perderlo. 

Edge había cambiado mucho gracias a haberse enamorado de Geno, si, lo admitía y podía admitirlo bien en alto pero éste no era el momento. Perderlo era lo que menos quería, quería poder disfrutar más de él, de tenerlo en sus brazos mas tiempo, protegerlo a pesar de que bien él podía patearle el culo en un segundo pero... Él quería estar ahí para él. Lo amaba así que no quería que le pasara nada malo. 

Tiempo de hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora