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Edge y Red veían al pequeño ser en los brazos de Ink sorprendidos, Reaper estaba emocionado yendo de un lado tomando fotos mientras que Toriel, la diosa de la vida, hablaba y tomaba el té con Geno algo no muy lejos de ellos. 

Todos se veían emocionados por la aparición de ese pequeños, los padres no estaban muy felices del todo pues había surgido un gran problema: Como cuidar al pequeño que, a estos días, aun no tenía nombre. Aun por más que todos les dieron ideas ninguno le gustaba, mas que nada ninguno le gustaba a Error.

— Son tan afortunados. — Sonreía Tori con ternura. — ¿Tu no planeas tener un hijo algún día, Geno? — El esqueleto moribundo casi se ahogaba con el té que estaba tomando en ese momento. 

— N-Ni siquiera tengo pareja, además... No creo siquiera vivir tanto... — Desvió la mirada a la vez que ocultaba su boca con su bufanda. — Seguro dejaría al bebé con su padre o madre solos y sufriendo... No quiero eso... 

— Cariño... — Tomó sus manos con ternura, un sonrojo se posó en sus mejillas pues era extraño, se sentía algo... Raro, como si las manos de la diosa realmente desprendieran vida y estuviera dándole algo a él. — Estoy segura que no lo harás. Además, para eso estoy aquí, Sans... Reaper me habló de tu situación y realmente quiero ayudarte... 

— . . . Aprecio eso pero. . .

— Nada de peros, también me dijo que te deprimías con facilidad y que te preocupabas más por todos que por ti mismo... Y no, no es molestia el ayudarte, para mi será todo un honor. — Sonrió a la vez soltaba las manos del esqueleto, volteando a ver a todos los demás.

Parecían que se divertían jugando con el bebé, cosa que era divertido pues nadie tenía idea de como tratar a un individuo mucho mas pequeño e inocente que ellos. Edge por su parte trataba de que el bebé no manchara su ropa mientras que Red lo trataba de hacer reír con caras... Algo espeluznantes que no lo hacían reír para nada, ya hasta sentían que iba a llorar. La diosa de la vida tan sólo reía por sus intentos de hacerle reír.

— Pero... — Llamó la atención de Toriel. — ¿Realmente podrá ayudarme? Sabe que por mi que sólo me cure de mi enfermedad está bien pero... — Suspiró viéndole apenado. — Ni siquiera se si podrá ayudarme con el problema principal... 

La dama se levantó en silencio y, llamando la atención de Reaper solamente, tomó de la mano a Geno y lo llevó fuera de esa casa. Al estar no muy retirado de ahí tomó aire y extendió sus brazos con lentitud. Toda ella empezó a resplandecer levemente hasta que algo empezó a tomar forma, brillaba intensamente así que no lograba ver bien que era lo que creaba. 

Cuando por fin el brillo cesó logró ver que había creado una botella de vidrio con un pequeño tapón de corcho, su contenido eran unas pequeñas perlitas de color rosa pálido. La tomó con cuidado y se la extendió al esqueleto.

— Ésto te curará de todo... Te hará recuperar lentamente tu alma sin afectar al otro Sans al cual le diste la mayor parte de tu alma... Incluso esa enfermedad que tienes se curará con tan sólo una de estas perlas. — Le sonrió con ternura entregándole la botella. — Deberás tomar una al mes... 

— ¿A-Al mes? Bueno.. Supongo que estará bien... Y-Yo... — Estaba apenado, nervioso, quería llorar, ¿realmente eso le devolvería su alma? — Y-Yo... D-Diosa Toriel yo... — Sus cuencas se llenaron de lágrimas, estaba feliz, confundido, tenía miedo de que no funcionara pero más que nada era... Muy, muy feliz. — No se como agradecerle ésto... Usted... U-Usted... — Empezó a llorar, le fue imposible controlarse.

— Ya, ya... — Le abrazó con ternura, justamente como si una madre abrazara a su hijo. Acarició su espalda suavemente escuchándolo agradecer entre lágrimas y pequeños, a lo que ella respondía con dulces palabras.

Tiempo de hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora