Revisó visualmente su atuendo frente al espejo y salió de su habitación sintiéndose orgulloso de sí mismo, había esperado mucho tiempo para la llegada de aquella noche, ésta sería la primera vez que el pequeño de ojos grandes podría salir a pedir dulces, lo que no era la gran maravilla para algunos, pero para él significaba que sus padres lo consideraban un niño grande, un niño que podía salir en busca de dulces junto a sus primos, uno que podría ser igual que los chicos mayores, porque el pequeño y responsable Minho ya se consideraba a sí mismo como un adulto con tan solo trece años.
Bajó hasta el primer piso encontrándose con la sala decorada con cráneos de plástico y calabazas con dulces.
- ¡Alto allí! ¿Este tenebroso jovencito es mi hijo? -Dirigió una mirada a sus padres que se encontraban sobre el sofá disfrazados como Homero y Morticia Addams junto a sus tíos. Dio unos pasos para acercarse a los mayores y sonrió al ver a su hermana pequeña con un disfraz piolín.
- Sí -se dio una vuelta para dar una vista completa de su disfraz- con esto asustaré a los otros niños, me veo bien ¿verdad?
- Vaya, si no te conociera pensaría que eres un verdadero demonio -habló su tía, inflándole el ego al pequeño.
- Ya lo creo -dijo su madre mirando con cariño al menor- solo espero que sepas cuidarte y que no pidas más dulces de los que podrás comer, debes dejar para los demás niños ¿está bien?
- Sí mamá -asintió obediente.
- De acuerdo -la mujer miró a su esposo y carraspeó para llamarle la atención- señor Choi, ¿algo para decirle a nuestro hijo? -alzó la ceja divertida viendo como su esposo paraba las morisquetas que le hacía a la pequeña Sulli, quién reía fascinada por las muecas de su padre.
- Oh, sí querida -miró a Minho- sabes que te hemos dejado salir esta noches con tus primos ya que has cumplido la edad suficiente como para disfrutar de Halloween, por lo que esperamos que te portes como el niño maduro que eres -revolvió el cabello del pequeño- así que digámosle a mamá que no se preocupe demasiado, ¿verdad campeón?
- Yo también quiero ir -protestó la pequeña.
- Aún no tienes la edad para hacerlo, Sulli.
- Pero tengo ocho.
- Exacto, eres muy pequeña, bebé -dijo su madre.
- Pero no soy una babé -arrugó su nariz.
- Sí lo eres -dijo Minho ganándose una mirada molesta por parte de su hermana- pero descuida, tu hermano mayor te traerá dulces, ¿está bien?
- ¿Lo dices en serio? ¿Los compartirás conmigo? -preguntó emocionada.
- Por supuesto, la mitad de los caramelos que traiga a casa serán para ti.
Miraron hacia la escalera cuando bajaron corriendo los otros tres pequeños. Onew, Jonghyun y Kibum, todos con disfraces listos, maquillaje impecable y cestas vacías esperando por ser llenadas dentro de las últimas dos horas.
Cada uno con un disfraz diferente, que más que aterradores lucían adorables, al igual que Minho.
- Toma esto -le dio un billete- guárdalo bien, es por si se agotan luego de caminar y quieren comprar algún refresco, ahora puedes ir con tus primos, diviértete hijo -le dijo su padre antes de pararse para buscar un poco de ponche para servir a los invitados.
Asintió y tomó la calabaza plástica que se encontraba sobre la mesa, pasó por el lado de sus primos y en grupo salieron a la calle.
Cerró la puerta de su casa y los cuatro se sonrieron cómplices, habían hecho una apuesta, el que consiguiera más dulces tendría un regalo sorpresa por parte de los tres perdedores, y Minho que a su corta edad era un niño muy competitivo no estaba dispuesto a perder.
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¿Dulce o Travesura? (2min)
FanfictionMinho no podía evitar mirar de reojo al peliblanco, durante todo el camino le lanzó miradas furtivas para obtener con mayor detalle los rasgos que poseía aquel chico, era sin duda la persona más hermosa que había visto a sus trece años e inevitablem...