Hay algo en los atardeceres que no sé cómo explicar. Me siento infinita mirando al cielo, y al mismo tiempo, sé que soy ínfima. Una porción pequeñísima del universo.
Creo que es en ese momento en que empiezo a preguntarme si todo vale la pena, si nuestras preocupaciones son importantes. Seguramente después de mi van a seguir miles de otros que al mirar el sol también se van a creer poetas.
Sin embargo, de alguna manera, la incerteza me consuela. El no saber si vale la pena vivir me relaja, y me completa, porque me da el único motivo que conozco para seguir: dar significado. Cambiar la vida de alguien. Hacer a alguien feliz. Escribir y que a alguien le sirva de algo. Ver mi nombre en una portada. Saber que capaz, para alguien en la otra punta del planeta, mis palabras puedan ser paraguas o salvavidas.El cielo rosado calma y crea. Crea propósitos. Yo quiero ser infinita en conocimiento y sabiduría. Y, sobre todo, quiero salvar y ayudar a moldear almas, así como todos los autores que leí lo hicieron con la mía. Quiero poder iluminarme de inmensidad, como ese tal Ungaretti que con su poema de un solo verso me inspira eternamente y me hace amar el sol.
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"Me ilumino de inmensidad"
PoesiaAnyone who keeps the ability to see beauty never grows old.