• ¿Pasa algo más? •

15 1 0
                                    

Estaba apunto de salir de mi ultima clase del día, matemática, tenia tres noches sin dormir bien y eso no estaba a mi favor ya que estaba viendo puros garabatos en la pizarra, debo destacar que me gustaba la matemática, aunque no sea mi materia preferida, pero en este momento la clase de limites de ecuaciones me tenia realmente obstinada. Treinta minutos después sonó el timbre de salida, me apresure al salir pero la estampida de adolescentes igual de desesperados se me adelanto, así que espere recostada de una ventana que el salón estuviera vacío para poder hacerlo, cuando inicie mi caminata me llego el aroma de una fragancia que ya conocía y me había perturbado en estas últimas noches, intrigada vi hacia todas las esquinas del salón y me pareció ver a alguien al final de este, que rápidamente se escondió detrás de un estante.

— ¿Quién esta ahí? - pregunte más alto de lo que debería haberlo hecho. Camine lentamente hacia donde creía haber visto la silueta. - ¿Hola? - Me detuve al darme cuenta que seria estúpido que pudiera haber alguien allí escondido no estudiaba con personas tímidas, así que di media vuelta, cuando lo hice la puerta del salón se cerro fuertemente ocasionando que saltara del susto y me tropezara con la punta de una mesa, rápidamente me acerque a la puerta y no abría - ¿Qué? - susurre - ¡Estúpida puerta abres por dentro del salón! - Dije jalando la manilla fuertemente, pare de hacerlo antes de que se rompiera, suspire, cerré los ojos y me quite el bolso.

— ¿No lo seguirás intentando? - resonó una voz en el salón, rápidamente abrí mis ojos y observe en todas las direcciones, creyendo que solo era mi imaginación que estaba afectada por el calor que esta haciendo.
- No estoy en tu imaginación, estoy aquí - dijo en tono burlesco la voz, haciendo que un escalofrió me recorriera. - No tienes porque asustarte, por hoy no haré nada malo, creo - Fruncí el ceño, pero sonreí recobrando mi firme postura.

— ¿Terminaste? - Es obvio que esto era una broma de mal gusto. - Déjame decirte que vas muy bien. Nadie contestó - Ya abre la puerta - dije fastidiada.

— ¿Cómo piensas que puedes hablarme así? ¿Cómo te atreves? ¡No me conoces! - retumbó el sonido de su voz en el salón. Asustada tuve un pequeño salto por lo brusco que sonó su tono de voz.

— ¿Kendall? ¡Si esto es una de tus ridículas bromas..! - no puede continuar porque sentí como alguien tapaba mi boca y me inmovilizaba.

— ¿Así que esto es lo que sucede? ¿Piensas que soy uno de tus amiguitos idiotas? - presionó más el agarre logrando que saliera un quejido de dolor de mi boca. Se burlo. - Pues déjame decirte que no lo soy niña, y es mejor que no vuelvas a hablarme así por tu bien ¿Entendido?

No me moví, no asentí ni le negué, justo cuando el desconocido iba a decir otra cosa, la manija de la puerta se movió.

— Joder, ¿qué pasa? - reclamo molesto en un susurro, de la misma forma me dijo - Esto no se va a quedar así niñita, seré tu sombra de ahora en adelante. - Me removí fuertemente pero a él no pareció afectarle -Así que cuidado en quien confías, puedes estar del lado que menos te conviene si te descuidas.

Retiro velozmente su amarre en mi boca pronto me sentí liberada aunque no me giré, sabía que no encontraría a nadie. La puerta del salón se abrió pero tampoco quise ver inmediatamente a la persona que lo había hecho, tenía cosas en que pensar, me estoy preocupando de quién esté haciendo esto. Levante la vista lentamente y me sorprendí al ver al chico de Instagram, ¿Jason? Creo que ese era su nombre, fruncí el ceño ¿Qué es lo que está pasando? El tendría unos 19 años, era alto, musculoso, rasgos muy finos en su rostro, parecía una figura de cera, me miraba fijo estudiando mis reacciones.

— ¿Quién eres? - pregunté en un susurro firme, tenía una mirada penetrante pero no me intimidaba como quería, todo lo contrario me daba un toque de calidez, seguridad, paz, ¿cariño? No, no lo conozco eso no puede ser.

A través de la VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora