Un día de abril.

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Y se sintió solo, aunque no lo estaba, pero su mente le jugo una mala pasada, una mala pasada que lo hizo llorar hasta quedar seco. Cavilo durante horas su vida.

Se encontró atrapado en la soledad que lo invadía, no pudo, no pudo aguantar tanto dolor que impregnaba su alma.

Lágrimas de un poeta de la porcelanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora