Capítulo XXIII

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Al fin era ya la hora después de una semana estando en el hospital. No esperaba las ansias de ver a Ciara y abrazarla y besarla, y que ella viera de que aun seguía vivo y no muerto como ella pensaba.

Me subí al carro con mis dos padres felices y contentos. Yo no esperaba las ganas de ver a Ciara, estaba ansioso y feliz, quería ya llegar a casa y tocar su puerta de madera y verla a ella, solo a ella.

En el transcurso del viaje, mi madre no paraba de verme con asombro, aun no creía que una persona pudiese vivir durante un coma por más de casi dos años, aun no podía creerlo, para ella era como un sueño hecho real. Mi padre por otro lado estaba feliz, solo que tenia algo de decepción cuando nombré a Ciara, me dijo que no me ilusionara tanto con ella, pero yo solo lo ignoré.

A los minutos del viaja habíamos llegado a casa. Mi padre se estacionó enfrente de la casa y yo sólo salí disparado del carro corriendo con una sonrisa a la casa de Ciara. Al llegar di unos toques en la puerta algo fuertes y al escuchar la perilla girar mi corazón latía mas de lo normal. Cuando se abrió al fin la puerta, vi a un chico en casi boxers y con una playera blanca musculosa, se podía ver sus casi músculos en sus brazos y estaba a mi altura, yo sabia que no era su padre de Ciara.

-¿Buscas a alguien?

Pregunta viéndome de pies a cabeza. Estaba vestido como un zafarrancho y él con solo boxers y una playera blanca.

-Busco a Ciara.

Digo sacando una media sonrisa.

-¿Tu eres?

Al terminar su pregunta escucho la voz familiar de una mujer bajar las escaleras, sabia que era Ciara. Al ver a Ciara ya al lado del hombre y enfrente de mi pude ver a Ciara en ropa interior y depositandole un beso al tipo en su mejilla y en mi cara.

-¿Sucede algo amor?

Pregunta Ciara. Cuando ella me miró se quedó perpleja de verme, yo no sabia que hacer, Ciara ya tenia a alguien más en su vida, así que me decidí en darme la vuelta y salir corriendo de allí triste, mi corazón se sentía partirse en pedazos, mi padre tuvo razón de no ilusionarme.

Me dirigí a mi casa y cerré la puerta con furia sacando lágrimas de mis ojos. Subí las escaleras rápido y cerré la puerta de mi cuarto de un sotón.

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