CAPÍTULO 6.

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- Papá, y tú y él, ...

- Sí. Ya vivimos juntos. Y me encantaría que se conocieran.

Esas palabras terminaron de martillarle la cabeza.

Conocer a su nuevo padrastro. El nuevo acompañante sentimental de su ¡papá!

- Claro, me gustaria-. Mintió.

- Te caerá muy bien. Es un encanto-. La felicidad se pintaba en el rostro del padre.

- Oye pá... ¿Mamá y Sammy ya lo saben?

El hombre guardo silencio un momento

- Lo único que te diré es que tu hermana hubiera hecho sonrojar a un microbusero-. Una leve risa se le escapó al recordar -. Nunca me hubiera imaginado que una chica de su edad tuviera tan feo y vulgar lenguaje.

Ambos rieron por lo locuaz de la chica. Doble "M" ya sabe y conoce como es tu hermana, siempre pelean, saliendo a perder por los comentarios defensorios muy grotescos de la chica.

Un largo silencio los invadió. Siento roto por una carcajada del mayor.

- Quien pensaria-. Restregó con su mano su barbilla -. Los hombres de la casa un par de maricones, mientras que las mujeres son quienes usan bien puestos los pantalones.

Ambos volvieron a reír por el cierto comentario del padre. Otro largo silencio. La situación comenzaba a tornarse incómoda.

- Bueno... Pienso que has de estar cansado... Te dejo dormir, hijo-. El padre se inclinó al hijo, besándolo en los labios. Una costumbre del hombre besar a sus hijos desde que eran niños.-. Te quiero hijo. Y lo único que quiero es verte y que seas feliz a tu manera.

- Yo también te quiero, viejo. Y me hace feliz que ya lo seas tú también.

El hombre salió de la habitación, dejándolo solo de nuevo.

Los pensamientos llenaban su cabeza, impidiéndole consolar sueño. Cerraba los ojos, y las imágenes de las últimas horas llegaban. Todo lo que vivió lo ha traumatizado.

Se sentó en su cama, encendiendo el televisor frente a él. Los fuertes gemidos de una mujer casi le sacaban el corazón. El televisor estana sintonizado en un canal donde pasaba una película para adultos, mostrando a una pareja fornicando de diferentes posiciones. Bajó de inmediato el alto volumen de la pantalla, viendo las fuertes escenas. Hace tiempo que no lo hacía, y su cuerpovlo pedía, aprovechando la película.

Donde estaba, una casa de seguridad, compartía una sola habitación con otros chicos de diferentes edades y con niños. Obviamente no podía ni en la regadera, ya que hasta eso eran compartidas y sin separaciones. A diario tenía que ver a otros chicos y mayores ducharse completamente desnudos, y sin poder hacer nada.

Después de que terminara, limpió su mano y su torso con pañuelos desechables, apagando la pantalla y por fin consolando su cuerpo y sueño.

La luz del sol le golpeó el rostro, casi cegandolo.

- Má, cierra las cortinas-. Chilló con la voz muy ronca.

- No soy tu mamá, tontillo -. La voz del chico lo asustó. Romeo. Caminó a la cama, tirándose de rodillas sobre el colchon-. Despierta, bello durmiente.

Doble "M" rió por las palabras del chico.

- Cinco minutos mas-. Chilló, cubriendo su rostro de la luz.

- No, el desayuno de bienvenida casi está listo-. No dejaba d et daltar en rodillas sobre la cama.

-. No cinco más... Espera... ¿Tú que haces aquí?

Romeo le drdico una sonrisa.

- Marioy yo llegamos desde temprano. Ya, arriba dormilon-. Jaló la cobija del cuerpo del chico, descubriendo algo que lo enrojeció.

- ¡Estoy desnudo!-. Chilló tapándose de nuevo.

Romeo saltó de la cama, casi llorando por la risa.

- No te preocupes, recuerda que ya te conozco de todo a todo-. No dejaba de reirse-. Aparte, yo también tengo uno igual.

Sus mejillas comenzaban a arder por la sangre. No olvidaba aquél dia que se entregó de todo a todo. Y tenerlo frente, y con tan bochornosa situación le recirdaba todo.

- Anda, que ya es tarde. Mario y tú mamá ya han de tener el desayuno listo-. Cerró la puerta tras él, mientras se ponía de pie, buscando sus interiores.

AMOR SIN TIEMPO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora