CAPÍTULO 3.

6 0 0
                                    

- No puede ser. Ojala no sea la loca-. Doble "M"comentó, con la voz temblorosa por el miedo instantáneo.

- ¿Qué... Qué loca?-. La madre no comprendía.

- Mamá. La que me secuestró.

La furia volvió a la madre, llenandola hasta la lovura. De atrás del sofá sacó un bate de béisbol, dispuesta a todo. No soportaría que volvieran a dañar a si hijo, y mucho menos a llevárselo.

Los golpes no cesaban, miemtras la madre camimaba lentamente hacia la puerta, preparada para golpear.

Lentamente abrió, nadie estaba. Derrepente, una chica apareció...

El cabello totalmente despeinado y enmarañado, un agotamiento de haber corrido kilómetros y la mirada demencial.

- ¡Hijos de su madre! ¡Porqué mierdas así!-. El cansancio no la dejama ni hablar.

- Mamá... Por favor... ¡Golpea!-. Romeo gritó en broma-. Mientras corría a la cocina. Detras de él lo seguía Doble "M".

La chica entró rápidamente, siguiéndolos a la cocina.

- Ho... ¡Hola!-. Saludó Romeo.

- ¡Hola mis ovarios! -. Gritó furiosa mientras comenzaban a correr alrededor de la mesa del comedor-. Romy, ¡te asesinare, cabronazo! ¡Y ni habló de tí, por que yo si te mato!

No dejaban de correr, mientras la madre los cuidaba desde la entrada del comedor.

- ¡Que te traes contra los chicos, loca!-. Le hablaba la madre lista para todo.

- ¡Soy su maldita amiga y exnovia!

- Ally, por favor. No hagas una locura-. Doble "M" imploraba por sus vidas.

En un segundo, la fiera rompió en lágrimas, tirándose al suelo cubriéndose sus lloriqueos. Los chicos se hincaron junto a ella, cubriéndola con sus brazos.

- Tranquila, má. No hay problema, es una amiga -. Notificó el hijo a la madre.

- Qui... Quiero hablar con ustedes -. La chica comenzaba a reaccionar -. Solos.

Los tres salieron, escondiéndose bajo un árbol que les cubría del sol.

Hubo unos momentos de silencio, los cuales Alicia rompió en forma de un abrazo para los dos juntos. Con sus lágrimas les mojaba los hombros, pero no les importaba. El contando con una amiga les era mejor.

- Donde estaban los dos-. Con el rostro aún en sus hombros, hablándoles al oído.

- Ally, por seguridad... Yo estuve todo este tiempo en un lugar de seguridad. Si descubría que no morí, no quería que les hiciera daño a todos mis cercanos por mi culpa. Lo siento, pe y o era mejor no mantener contacto con nadie.

- Y yo... Me tuvo secuestrado en la mitad fel desierto, muy lejos de aquí. Donde pasé lo peor. Hasta que un día afortunadamente logré escapar. Una mujer me ayudó, después dr varios días de tanto camimar. Me ayudó y me llevó a su casa. Con ellos lo pasé muy bien. Y hasta descubrí a mi padre. ¡Ah! Y también a...

Mario apareció, interrumpiendo a los tres.

- ¿Todo bien por aquí?-. Ese día vestía una playera sin mangas negra, con unos jeans ajustados color negros, que le resaltaban sus largas y musculosas piernas.

Alicia al verlo, separó de ella a los chicos, arreglandose su cabellera. Caminaba lentamente hacía el Chico, seductoramente.

- Hola, soy Alicia -. Hablaba con un tono seductor.

- Mario-. Le respondió su saludo, riéndose por la intención de la rubia.

- Alicia... -. Romeo trató de hablar.

- Calla, Romy-. Trataría de conquistar al guapo musculoso.

Mario levantó sus brazos, cruzandolos en su nuca, tensando sus grandes bíceps.

- Alicia, él es...

- Que esperes Romeo, ahora vuelvo contigo-. Sea como sea no dudaría tenerlo-. Dime Mario, que haces por aquí.

Enredaba y estiraba un mechón de su cabello en su índice en forma coqueta.

- Mmmh, visita -. Trataba de no rrirse por el coqueteo fe la chica. Sin esperarlo, tomó uno de sus brazos, acariciandolo.

- Alicia, escucha...

- ¡Romeo! ¿Que no ves que estoy ocupada?

Mario trabaja de alejarla, pero más insistía.

- Veo que haces ejercicio. Estás muy bi e n, mario-. No dejaba su coquet er o, mientras que Romeo comenzaba a enloquecer por los celos.

- ¡Alicia!

- Que esperes, caramba.

- ¡Alicia, ¡él es mi prometido! -. Gritó drsesperado por los celos.

- ¡Que esper...-. Tardó unos segundos en captar las palabras de su amigo-. Tú... Tú ¿qué?

- Nos vamos a casar. Es mi novio -. Sentía como el rostro se encendía al ver como lo tocaba.

- Rspera, espera... ¿Novios?-. La pareja asintió, mientras el menor lo abrazaba y besaba frente a ella-. ¡Que suerte tienen los gay!

Se sentía desilusionada y avergonzada por lo sucedido. Se pasó de fácil y coqueta.

- Mario, el futuro esposo de romeo-. Se volvió a presentar, tendiendo su mano a la chica.

- Al... Alicia, su amiga-. La vergüenza la dejó por los suelos.

AMOR SIN TIEMPO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora