Mi alarma suena a las 8:30, normalmente me entrarían ganas de estampar el movil contra la pared, pero hoy es un día diferente, hoy me levanto con energía y ganas de empezar con esta aventura.
Alrededor de las 9:30 estoy más que lista y paso a buscar a Lisa que ya esta con Natalia esperandome para que su padre nos lleve al aeropuerto donde nos encontraremos con las demás.
El tiempo pasa muy deprisa, supongo que por los nervios, y cuando me quiero dar cuenta ya estan anunciando en el avión que vamos a despegar.
La primera media hora la paso pensando en todo. No puedo evitar oir a Nata y Claudia como hablan de la ilusión que les haría ver a los Gemeliers. Hago un gran esfuerzo por no decirlas que se callen. Y empiezo a darle vueltas a la cabeza pensando que es lo que ven en esos dos chicos. Es cierto que cantan bien, pero en la vida hay mas cosas importantes. Ellas dicen que en las firmas y demas siempre las han tratado genial, pero los videos que cuelga la gente en internet no dicen lo mismo de como tratan a otras fans. Ag, son tan arrogantes que voy a dejar de pensar en ellos porque me estoy poniendo histérica. Cierro los ojos intentando visualizar como seran las playas de malaga, nunca he estado. Y entre pensamiento y pensamiento me duermo hasta que Lisa me despierta porque ya hemos llegado.
Recogemos nuestras maletas y nos dirigimos hacía el autobus que vimos que nos llevaba hasta practicamente el apartamento. Una vez alli, primero observamos todas las habitaciones. Como era obvio, Lisa y yo nos quedamos con la habitacion mas grande y bonita. Mientras todas organizamos las cosas no dejan de oirse gritos en el apartamento de al lado, asi que decido asomarme a la ventana. Intento disimular pero no se me da bien, asi que acaban viendome todos. Para salir del apuro les sonrio y clavo mi mirada en las vistas al mar. Oigo como uno de ellos le dice a otro lo guapa que soy y no puedo evitar ponerme nerviosa. Os voy a contar el porque, desde muy pequeña siempre tuve mil complejos y me sentía inferior a los demás, todo cambió al rededor de los 12 años cuando conocí a Sofía, era y es una chica preciosa, pero sin embargo ella no se sentía así. Me causaba tanta pena ver como no se aceptaba que empecé a aceptarme yo a mi misma, con mis virtudes y mis defectos. Desde los 13 años mi vida cambió, empece a ser quién soy ahora, una chica segura a la que no le importan las críticas, sincera sin miedo a que la juzguen, sonriente para hacer sonreir a los demás, y por todo ello la gente creyó que me había convertido en una creída. Al principio hasta yo misma lo crei, luego me di cuenta que no hay nada mas importante que quererse a uno mismo y sentirse agusto, y sobretodo en la adolescencia. Al grano, el caso es que cuando me piropean no puedo evitar responder con un tono entre borde y sarcástica, sobre todo con los desconocidos. Lo primero porque no me gustan las confianzas asi porque si. Lo segundo porque soy cero cariñosa con la mayoría de la gente. Lo tercero porque no soy la tipica que con alagos la conquistan, es más me dan repelus las cosas cursis. Y por último porque nunca se como responder sin parecer borde, aunque en realidad, es que soy borde.
Pero bueno, volviendo al tema. Llevo dos minutos callada pensando en todo lo que os acabo de contar mientras todos estos maromos me observan y creo que estoy haciendo un tanto el ridiculo. Por suerte, me da igual.
- Ey, guapa, ¿estas viva? ¿que haces por aqui? -me pregunta un chico de ojos verdes con un acento andaluz que atrae hasta a los sordos.
- ¿A caso te importa? Estaba haciendo cosas más interesantes que escucharte y ¿sabes que? Me has interrumpido -le digo sonriendo al ver su cara poema
-Vaya, vaya, esta por lo menos es vasca- susurra otro de los chicos que apenas consigo ver
- Esperate, que nos a tocado a los graciosos de turno al lado. Viva mi buena suerte -respondo empezando a enfadarme- lo primero soy americana y lo segundo me habia asomado para ver porque cojones habia tanto ruido asique si no os importa dejar de molestar.
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INCREÍBLEMENTE CIERTO (Gemeliers)
Teen FictionMi nombre es Alexandra Leung, tengo 17 años y vivo en el norte de España, aunque no se por cuánto tiempo. Mi padre es americano y mi madre española. Hasta los 9 años viví en Los Angeles pero mi vida torno un giro completo cuando mi madre decidi...