Prólogo

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Narra Emma:
Caminaba a paso lento, sin rumbo alguno, solo en busca de un lugar donde refugiarme y tratar de no ser mordida. Estaba cansada, mis piernas temblaban, lo admitía, no sabía que hacer. Pensaba en ¿Qué hice para merecer esto? y ¿Cómo sucedió todo? Sobre todo, en el día que más odiaba.
Mi cumpleaños. El Apocalípsis
hizo que ese día se volviera el peor.

Tal vez, la vida quería que iniciara de nuevo, que me volviera más fuerte, valiente y atrevida. Pero nunca lo pienso  así, mas bien, creo que la vida quiere patearme el trasero.

Cargaba una pequeña mochila con muy pocas provisiones, una calibre 50 colgaba de mi cintura junto con 3 pequeñas navajas sucias de sangre, sesos y pequeños pedazos de cerebros muertos. Había encontrado todo eso en una tienda militar, que fue lo único que encontré antes que una horda de esos "monstruos" fueran a atacarme para devorarme hasta los huesos hace unos pocos días antes.

No ha pasado mucho de ese acontecimiento.

Rendida por el calor, me dejé caer bruscamente al suelo. Los rayos del sol penetraban por los poros de mi piel y transpiraba rápidamente, salpicando un poco en pavimento caliente.

En tan pocos días mis emociones y sentimientos han cambiado demasiado y no entiendo por qué. Quizá es por el maldito Apocalípsis. Me he vuelto más fría e intimidante, ahora puedo ser más libre de lo que nunca fui.
Porque en mi casa era maltratada, golpeada y, para mi buena suerte que no fue mucha, no fuí abusada.
Creo que lo único bueno que me trajo esto fue la libertad, pero está claro —pensé—, el mundo apesta.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de un motor proveniente de un tráiler comercial, ¿Qué rayos? ¿Todavía transportarán comida?
Era conducido por un señor pelirrojo.

—Podría pedir ayuda—murmuré.

Extendí mis brazos y los comencé a agitar hacia arriba y abajo logrando que el vehículo se estacionara frente a mí.

El conductor abrió la puerta.

—¿Acaso eres una de esas cosas pútridas y asquerosas?— dijo el señor apuntándome con un arma. Alcé mis brazos en señal de rendimiento.

—¿Acaso tengo cara de ser una?—Encarné una ceja.

—Buen punto,–bajó el arma—¿Qué quieres, niña?

- Solo quiero que me lleves contigo a la ciudad de los Unicornios—.Dije tan seria que parecería verdad.

—¿Estás de broma, mocosa?—gruñó.

—No soy payasa, idiota—.El señor frunció el ceño.—Pff, solo llévame contigo.

La Zanahoria lo pensó.

— Está bien — Sonreí y me empecé a subir—, pero no irás aquí, irás allá atrás— señaló la caja trasera con su pulgar-—,con Eugene y Rosita.

— Ok — Abrí la parte de atrás y subí con los demás.

—Hola soy Rosita Espinosa y el Eugene, ¿Cómo te llamas?—. Dijo una mujer que estaba peinada con 2 coletas.

Emma Dixon.— contesté sonriente.

Creo que estos tipos me caerán muy bien. Bueno. El pelirrojo no tanto.

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Hola Walkers! Espero que les guste la historia que estoy publicando, la anterior la había borrado porque me parecía muy estúpida e incoherente pero creo que esta será mejor, como lo prometí.

Subiré capítulo dentro de unos pocos días y espero que les guste.
Adiós! Que lean bien! 🐾👣

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