AdS

189 17 0
                                    

Oikawa:

“Quiero estar con Iwa-chan, sin embargo...”

Hoy estaría con Iwa-chan, le daría una noticia e invitaría a su familia a celebrar Navidad en mi casa, nuestras familias seguían en contacto debido a la amistad de ambos, y agradecía eso, ese vínculo me ayudaba mucho en diferentes situaciones con Iwa-chan.

Me dirigía a su casa para invitarlo a tomar un café y luego dirigirnos a la mía, el día estaba bastante frío y la nieve caía con un elegante color blanco, traía un bolso conmigo y dentro de esta una bufanda y un gorro pues Iwa-chan sale desabrigado y esto puede enfermarlo, además podría enfermarme a mí y no me gustaría.

Llegué a su casa, toqué el timbre y la madre de Iwa-chan me recibió con una sonrisa que la caracterizaba, al poco rato la persona que buscaba bajó y como suponía iba desabrigado, su madre nos despidió diciendo que en poco rato nos  encontraríamos en mi casa y que tuviéramos un buen momento a lo que yo reí.

—Iwa-chan. —Le llamé sin embargo no me prestó a atención. —Iwa-chan detente un momento.

—Deja el chan, por favor. —Le tomé de sorpresa abrigándole con la bufanda y poniendo el gorro en su despeinado pelo. —Oikawa ¿Qué crees que haces?. —Preguntó enojado a punto de golpearme.

—Te estoy abrigando, Iwa-chan. —Respondí con una sonrisa para tratar de acomodar las prendas. —Si no te cuidas te enfermarás y no estoy tan dispuesto a cuidar de Iwa-chan y luego terminar resfriado.

—Idiota Oikawa.

—¿Te gustaría ir a tomar un caliente y dulce café dónde siempre?. —Pregunté bastante animado, el clima me convenció más de tomar algo caliente. —Vamos, te invito.

—Acepto tu invitación. —Comenzó a seguirme. —Sin embargo, yo pagaré lo que pida... Gracias.

Caminamos unas cuantas calles y rápidamente llegamos a aquella moderna y gran cafetería, ambos pedimos un café con unas cuantas donas, cancelar el valor del pedido y luego comenzamos a comer tranquilamente, ni una palabra fue pronunciada. Tan pronto terminamos decidimos a desalojar el lugar y encaminarnos a mi casa.

—Oikawa. —Me llamó finalmente Iwa-chan. —La Universidad de Tokyo me dio una respuesta frente a mi solicitud y examen de admisión.

—¿En serio?. —Comenté de manera simple, aún no era momento para contarle de mi Universidad. —¿Como te fue, Iwa-chan?

—Los resultados fueron sobresalientes, podré asistir a inicio de semestre.

—¡Te felicito, Iwa-chan!. —Traté de abrazarle pero se alejó. —¡Eres grandioso!

—¿Y tú?

—¿Y yo qué?. —Traté de evadir el tema, no obstante,  fue en vano.

—¿Qué hay de tu universidad?. —Preguntó mi amigo con apariencia molesta, pero esta era diferente a las otras conocidas. —Idiota Oikawa.

—Ah, la verdad es que también fui admitido a la Universidad donde me presenté. —Me rasque levemente la nuca por la incomodidad del momento. —Me costó un poco en Matemáticas pero finalmente lo logré.

—Ya era hora que usaras tu cabeza, estúpido.

—¡No seas así, Iwa-chan!. —Le dí unos leves golpes en el hombro. —Nunca se me dieron bien algunas cosas.

—Yo diría que bastantes cosas.

Al estar en casa toqué la puerta y abrió mi hermana, le cedí el paso al pelinegro para entrar y luego sería yo, aunque me distraje un poco saludando a mi sobrino y después volví a saludar a la madre de Iwa-chan y a toda su familia presente.

Someone to lean onDonde viven las historias. Descúbrelo ahora