Tristeza

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Mi príncipe azul no vivia en un palacio, tampoco era millonario, ni mucho menos un príncipe. Era lo ideal para mi, atento y humilde, me comprendia y apoyaba en todos los aspectos. Me había salvado de aquel mundo lleno de gritos y dolor, había sanado mis heridas y ocultaba mis cicatrices con sus besos.

Adiós.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora