Presa de tí, porque al verte me enamoré, porque al verte me ilusioné y hasta tenté mi certeza; la de que me corresponderías.
Presa de tí, porque el tiempo pasa y no te olvido, no.
Porque te veo y me duele.
Porque te pienso y tu recuerdo arde en mí.
Presa de tí, porque, a pesar de la distancia, tu rostro se aferra con firmeza a mi mente, con tus rasgos bien inscritos, como si de una radiografía se tratase.
Presa de tí, porque me tienes a tus pies, tal es así que me ciego y no me importa, porque prefiero cegarme y tener tu imagen que la de alguien más.
Presa de sus ojos, porque irradian ternura y misterio, porque no existe ninguno como ellos.
Tan negros como la noche y tan luminosos como el Sol, que me llevan a otra dimensión.
Presa de sus facciones, porque reflejan fiereza pura y un machismo incomparable, capaz de resguardarme del miedo y mis penas, capaz de sostenerme y no soltarme jamás.
Tan finas pero tan duras a su vez, como elegancia en la fortaleza.
Presa de su sonrisa, que me muestra picardía con un toque de melancolía; cuando la extraña.
Tan capaz de ocultar sus temores y lanzarse al mundo, armándose de valor y poniendo en marcha su destino, y ojalá fuera conmigo.
Sé que también estaría presa de su risa y de su voz -que desconozco-, que me traerían nuevas melodías jamás oídas por gente común, por gente que no reconoce oro entre tanta roca.
Presa de sus manos, capaces de levantar muros por ti y, que a su vez, con ellas te obsequia rosas. Tan varonil como sutil.
Presa de sus atracciones, que me invitan a incorporarme y pasear por ellas hasta que se vuelvan mías.
La naturaleza es cómplice de lo que nos gusta, pero en diferentes mundos: acá no existe el dos por uno; es todo por separado.
Presa de sus cabellos, que parecen enloquecerse con la brisa, meneándose al compás del viento. Tan negros como sus ojos, pero como éstos; no pierden su encanto.
Presa de sus labios, que no sé cómo saben, pero me puedo hacer la idea; sabrosos, muy dulces y un poco suaves, ambos comparten mismos grosores, rosáceos y capaces de levantar muchas miradas.
Capaces de seducirte con un simple gesto, desde el simple y espontáneo hasta el más planeado.
Presa de su piel, que aparenta ser tersa, con vellosidad en demasía sin perder su atractivo.
Acariciarla volaría mis sentidos y daría bienvenida a muchas emociones, emociones que descontrolarían mi organismo y me harían perder el control total.
Presa de tí, de tu espíritu que innova corazones, que te invita a acompañarlo y a seguir sus pasos.
Presa de alguien que amaré y no me amará, que me verá y no se imaginará qué pasa por mi mente y, maldita desea, que pensaré por siempre, tan siempre que me duele de sólo pensarlo, que me quema de tan sólo sentirlo.
Presa de tí y de todas tus locuras, que aunque no las conozca, formarían parte de uno de los placeres más grandes de mi vida, ¿¡y cómo no!? Si esa es la esencia principal que te caracteriza y me cautiva.
Estoy tan apresada que me asusta, me asusta no conocer el límite de ésto, esto que duele y se siente tan bien, que me parte y me une a la vez... ésto que sólo sucede una vez.
