Ron estaba sumido en sus pensamientos, esa actitud pasiva e irritable de Malfoy le encrespaba los nervios. En ese momento, llegó Hermione, que se había cortado su larga y rizada cabellera y tenía una melena nueva e innovadora. El haber hecho que sus padres la olvidaran mediante un cruel Obliviate la dejaba hecha polvo, pero el hecho de ser la más inteligente de la mazmorra no se lo quitaba nadie. Por última vez, hechó una suave mirada a la mesa Slytherin y para su sorpresa, Malfoy lo estaba observando con sus ojos grisáceos rebosantes de curiosidad. Ron no dudó dos veces en bajar la mirada, para que no se le notara el leve rubor que afloraba en sus pómulos.
"Ron enfría la mente, es solo el estúpido hurón de todo-se-lo-digo-a-mi-papá. Pero había cambiado, su aniñado rostro tenía ya un cierto aire a adulto. Su cuerpo se había formado correctamente, convirtiendose en un jóven muy atractivo. ¡Dios, Ron, cállate de una vez! ¡Es sólo Malfoy, un slytherin, la serpiente que se ha reido de ti muchas veces, nada más!" Gritaban los pensamientos de Ron. Una voz logró deshechizarlo de su mente, era Harry.
- Ron te veo en tu mundo, ¿no te has enterado que estoy saliendo con Lavender?-
- Felicidades, Harry. Que seas muy feliz con ella... Y si alguna vez llegáis a casaros... Hacedme padrino- dijo sonriendo con dulzura.
El hecho de pensar que podrían llegar a estar en esa situación, hizo que se sonrojasen sus mejillas con delicadeza. Ron seguía notando la mirada del peliblanco clavándose en su espalda, eso le provocó un leve estremecimiento.
Draco no podía despegar la mirada del pelirrojo, le causaba demasiada curiosidad la manera en que lo observaba. Theo le preguntó de improviso:
- ¿Qué hay en la mesa Griffindor que miras tanto?- dijo con extrañeza.
- Nada, nada. Solo que quiero descubrir los secretos que guarda cierta persona... - susurró sonriendo ladinamente.
Theo se quedó pensativo por la respuesta de su amigo. ¿Quién sería esa persona que estaba llamando la atención de Draco?
- Eh, tíos, voy a ir a darme una vuelta. Estaré fuera tomando el aire por si alguien me busca - dijo alzando la voz en las últimas palabras para que una persona en especial se enterase. Sus amigos le miraron interrogantes al haber alzado la voz, pero no dijeron nada al respecto.
Draco se apresuró a la salida y, ya estando en el patio, aminoró la marcha al notar que alguien le seguía.
Dándose media vuelta y sonriendo pícaramente le saludó.
- Me alegra verte, pelirrojo - dijo acercándose a él.
Ron, por su parte, ante tales actos sintió como sus mejillas ardían y su voz al intentar hablar temblaba.
- Ho-hola, Draco -
- Dime Malfoy, suena muy sexy y más si viene de ti - dijo dando otro paso más acercándose a Ron, y este último empezaba a ponerse cada vez más nervioso.
- Bue-bueno... Yo... - "¿qué mierda te pasa, Ron? Deja de ser tan imbécil y di algo coherente de una vez."- Te ves muy bien, Draco... Digo, Malfoy.
Draco se sorprendió ante esas palabras y por un momento no supo que decir, pero tras un minuto reanimó la conversación dando un último paso hasta atrapar a Ron entre la pared y él acortando la distancia.
- Tú tampoco estás nada mal, pelirrojo. - le dijo susurrando cerca de sus labios.
Ambos tenían unas ganas tremendas de besarse pero ninguno sabía el por qué. Esta atracción no era normal, pero les gustaba.
Draco sin poder aguantarlo más besó frenéticamente al pelirrojo saciando su sed del chico. Cinco minutos pasaron desde que empezó a besarle y sus labios hinchados y rojos le dolían un poco; cuando se separaron un poco ninguno sabía qué decir, pero gracias a Dios los prefectos de ambas casas los llamaron para que fueran a sus respectivas habitaciones.
Ron por una parte pensativo, alegre y, curiosamente, sintiendo un revoltijo agradable en su estómago.
Y Draco, satisfecho por su hazaña pero un tanto asustado por lo que estaba comenzando a sentir.
¿Podría ser que se estuviera enamorando? No, no podía ser. Él nunca se había enamorado y menos se enamoraría de alguien como él.
