16. Clichesta II

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— Algo imperdonable,—comencé a explicar pero me di cuenta de que necesitaba más efusión en mi argumento —¡ALGO IMPERDONABLE DE VERDAD ES QUE YO TENGA QUE PAGAR TENIENDO ESTAS PESTAÑAS CORTAS QUE SOLO SE SALVAN CON EL RIMEL Y ESOS ANIMALES ANDANTES SON LA ENVIDIA DE LOS COMERCIALES DE COVERGIRL! —-Grité mientras tomaba el rizador de pestañas de Jenny.

— ¿Animales andantes? ¿Sabes lo que animales andan, no es cierto? —preguntó mientras arreglaba su pequeño bolso.

—Sí, los hombres... —Dah, mi cara de obviedad se convirtió en una mueca digna de un meme de ¡Cuánto cabrón!

—Pues los hombres con pestañas largas y pobladas son realmente sexys, los hacen lucir calientemente adorable.

—Es una antítesis muy rara, un bebé es adorable pero no caliente, y Adam Lavine es caliente pero no... olvídalo, sí ¡Calientamente adorable, joder!

Ella rió: —Te ves muy...

— ¡Inventa un elogio para mí! —pedí pero ella frunció el ceño.

— ¿Quién interrumpe a quién ahora, eh?

—Te gritaría, pero eso atrasaría que me elogiaras como es debido. —la chica dio un cabezazo de afirmación.

»Estoy esperando...

— Pues esos pantalones te hacen ver como una puta... no me malentiendas, una puta con clase, bien sensual pero esa blusa contrarresta el estilo, ¿Yo escucho a Guns N' Roses? ¿En serio?

—No me voy a cambiar.

—No te pedí que lo hicieras.

—Sigo esperando mi elogio.

— ¡Ya sé! Te ves putamente geek.

Alcé la mano para que me diera los cinco y riendo cada uno volvió a lo suyo, terminé con mis pestañas y casi lloré porque no podía tenerlas como una de esas modelos de cualquier anuncio de maquillaje. Sonó el timbre e inmediatamente supimos que era Fred, con una mirada discutimos quién debía bajar a recibirlo, era su casa pero era mi novio, por eso ladeé mi cabeza y entrecerré los ojos, ella entendió y con un gruñido/suspiro ambas bajamos hacia el vestíbulo de la casa.

Jenny con su pelo color caoba totalmente lacio y vestida de negro abrió la puerta de su hogar y dejó entrar a un castaño que nos veía con cierto escrúpulo. Noté como el chico me miraba las piernas y todo el cuerpo, sonrió cuando leyó lo que decía mi camiseta y siguió hasta llegar a mis ojos, alcé una ceja y él se encogió de hombros.

—Están fabulosas —comentó cuando Jenny le dijo que pasara.

—Tú también —dijimos al unísono, era cierto, llevaba unos vaqueros grises y un T-Shirt blanco y una chaqueta marrón del mismo color que el calzado.

—Cuando lo dicen dos chicas al mismo tiempo, tengo que creérmelo supongo.

—No te hagas el de ego débil Irons, el papel no te queda —bromeé llegando hasta él, me besó la mejilla.

Uh....

— ¿Nos vamos? —preguntó.

—Sí, voy por nuestros bolsos. —dijo de camino hacia la escaleras que conducían hacia su habitación

—Gracias Jenny. —dije pensando en si le preguntaba o no.

— ¿Con qué el papel no me queda, eh?

— ¡Si tu ego fuera comida, acabaría con el hambre mundial....dos veces! —aseguré, el chico rió pegándome a su pecho. Huele divinamente.

» ¿Debo preocuparme por qué me azotes la mejilla o algo así? —pregunté, Fred confundido levantó la cabeza buscando mis ojos. —Es que siempre me besas la mejilla, ¿Quieres provocarme lo suficiente para que salte encima de ti? No olvido nuestra primera cita...sé de lo que eres capaz.

Te lo advertí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora