Parte II

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***

Un mes, quince días, ciento ochenta minutos.

Ese fue el tiempo que pase en el Olimpo, luego de huir de la casa de Nat, porque no existía otra palabra para lo que habia hecho.

Un año y tres meses, es el tiempo humano que paso desde que deja a Nat. Y en todo este tiempo no pude apartar mi mente de lo que esa humana me hacía sentir.

Confusión.

Inseguridad.

Admiración.

¿Cariño?

Pero una parte de mí. La parte que aceptaba esos sentimientos tenía miedo al rechazo. Tolo lo que sabía de relaciones, era el rechazo, diosas y humanas, con influencia de la magia de Eros o no. El sentimiento no era lo suficiente fuerte para vencer, gracias a eso yo quedaba en el olvido.

Olvidar…

Es a veces lo mejor.

Si Nat me olvidaba, si arrancaba cualquier sentimiento de mí fuera de su mente, me daba la oportunidad de liberarla, liberarme, de mis sentimientos.

Cayendo en el olvido.

O al menos eso tenía en mente ahora, sabía donde había guardado Eros mi maldición, la bruma del sentimiento, Era obligo a Eros a creerla, por los constantes enamoramientos con mortales que propiciaba su esposo.

La humana que o bebía tenía dos opciones, si los sentimientos que poseía eran verdaderos, el vino no la afectaría en absoluto, de no serlo cualquier sentimiento era remplazado con odio y temor.

Tome una de las botellas, mirando con repugnancia en mi mano, finalmente guardándola, entonces aparecí donde Hermes.

—¿Tienes alguna pista de ella? —pregunte

—Se donde está. —podía claramente, oír la tristeza y enojo en su voz.

Diferente de mí, que tener una pista de ella me tranquilizaba completamente. Nat iba a estar feliz de saber que tenemos una pista de ella.

DEJA DE PENSAR EN ESA HUMANA.

—¿Dónde está?

—Con Ritter.

Ritter en vez de Inframundo.

Ahora entendí el porqué de su enojo, o mejor dicho celos. Hermes tenía problemas en controlar sus emociones, aunque igualmente no podía ocultar su alivio.

—¿Qué haremos ahora?

—Tengo que ir. Ese destello que poseo del diamante, es lo único que me permite sacarla sin fraccionar su alma o su cuerpo.

—¿Quieres que te acompañe?

—No —Hermes se paró, desviando la mirada—, lo más recomendable es que te quedes con Cameron. Entrar al Inframundo puede remover ciertas cosas, no quiero que le afecte, será lo primero que Anna querrá saber.

Mierda.

—Entiendo, voy de salida entonces. Ten suerte y trae a la princesa de vuelta.

—¿Y si no quiere volver?

Sonreí, dándole aunque no lo viera una sonrisa de apoyo.

—Ten algo de fe

 ***

Aparecí en el portón de la casa de Nat, sabía que ella no estaba, me asegure de ello antes de venir. No sabía que reacción tendría, le die que volvería, pero lo que para mí fue un mes de ausencia para ella fue un año.

Beautiful Light (Be #1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora