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Creo que era oficial, odiaba los malditos lunes. Todo empezó en la clase de biología, teníamos que extraer y hacer visible alguna cadena de ADN de una hoja de espinaca. El profesor nos había indicado los procedimientos que debíamos llevar a cabo, uno de ellos era licuar dicho vegetal pero como todo en mi vida, salió mal.
Al momento de encender la licuadora Clarisse olvido poner la tapa y en un abrir y cerrar de ojos el mesón de trabajo, el piso y obviamente nosotros estábamos bañados de delicioso zumo de espinacas.

El descontento del profesor no se hizo esperar y de varios gritos me mando a limpiar todo el desastre, ganas de insultar y patear a Clarisse no me faltaron pero como buen (y bien idiota) amigo que soy me hice responsable de todo.

Fui al cuarto del conserje para buscar algún trapero o cualquier cosa que me ayudara a limpiar. Intente encender las luces pero no funcionaron y extrañamente cuando estuve dentro la puerta se cerró.

Quise abrir pero cuando toque el pomo de la puerta estaba demasiado frio, casi quemaba, entonces me percate que no solo el pomo de la puerta sino el ambiente en el cuarto habían disminuido unos grados considerables.

Mi cabeza empezó a doler mientras miles de voces hablaban dentro de ella, solo podía entender mi nombre y me atormentaban. En la oscuridad empezó a moverse algo que no lograba distinguir y mis piernas temblaban como gelatina.
No estaba seguro de lo que sucedía, talvez era otra de mis repentinas alucinaciones, o así lo creía hasta que la escuche. No la veía pero sabía que ahí estaba, de las miles de voces que habitaban mi cerebro había una que reconocería donde fuera, era esa niña de nuevo.

Esta vez no me desmaye, sentía que estaba cerca aunque no podía localizarla, el recuerdo de sus afiladas garras vino a mi memoria y mi instinto me llevo a buscar algo para defenderme. A buena hora conseguí el trapero, en ese momento solo esperaba que esa cosa fuese débil a los artículos de limpieza.

Pero va a ser que no, cuando pude entreverla blandí mi poderosa arma y ataque pero esta la atravesó como si fuese un simple holograma. Algo dentro de mí me decía que no tenía nada a favor en ese momento.

La niña lanzo sus garras hacia mí y logro darme en mi brazo derecho, el dolor y el ardor fueron inminentes y cuando creía recuperarme volvió a atacar. Sentí que esa cosa me mataría ahí adentro y que nadie se enteraría de nada, parecía que mientras más golpes acertaba más rápida y fuerte se volvía.

Estaba a punto de recibir el golpe final, o al menos así lo sentía, cuando la puerta se abrió y la luz me cegó. Cuando me adapte al brillo la niña había desaparecido y solo veía a Clarisse.

-¡Oh por dios Matt! No pensé que hubiera uno en este colegio -sus manos estaban en una rara posición y su cara reflejaba angustia-, todo esto es mi culpa.

-¿A qué te refieres Clarisse? –no entendía nada de lo que decía y tampoco es que mi estado me ayudara.

-Se supone que debía protegerte, esto no habría pasado si fuese más precavida, soy una verdadera estúpida.

Seguía sin comprender nada, Clarisse me ayudo a salir del cuarto del conserje y vi que mi camisa estaba hecha jirones producto de mi enfrentamiento con esa cosa, pero no había señal alguna que indicara que había sangrado. Mis heridas estaban ahí, podía sentir como ardían pero solo parecían cortes limpios.

Note que la luz había estado en el cuarto solo por un momento y desapareció cuando Clarisse me ayudo a levantarme.

-¿Pudiste ver a esa cosa? –pregunte con dificultad- ¿Podrías decirme que sucede?

-Matt… Yo no puedo decirte nada, te dije que hablaras de esto con tu madre –se notaba su preocupación-, vamos para que te cambies de ropa y llevarte a casa, estas muy débil y esa cosa comió mucho.

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2016 ⏰

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Umbra a mea Tormentum.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora