CAPÍTULO II

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Hasta ese momento, aún tenía ciertas esperanzas.
Hasta ese momento aún podía hacer planes para luego de que mi padre se recuperara, podía incluso tratar de averiguar como era un hijo perfecto.
Trataba de pensar en como a mi padre le gustaría que fuese su hijo de ahora en adelante.
Hasta ese momento dentro de mi habían crecido las ganas de ser médico, pues esa era la carrera que mi padre deseaba que siguiera.
A mi no me agradaba, pero yo lo haría por él.
Hasta ese momento había empezado a componer una canción para su próximo cumpleaños.
Hasta ese momento había estado practicando el fútbol, para que él disfrutara viéndome como cuando era un niño.
Hasta ese momento había tenido una asistencia permanente a la iglesia, podía ir incluso 3 veces al día.
Hasta ese momento había ido con cada párroco a preguntarle como ellos hacían para charlar de una manera tan amena con Dios.
Como es que hacían para que él los escuchara.
Día a día había sido constante con mis oraciones, intentando que Dios hiciera
todo lo posible para que me ayudara.
No había un solo fin de semana en que no llamase a mi tío, tratando de ser el sobrino más dulce y tierno, con el objetivo de que se apurara en llegar para que se hiciera los exámenes respectivos.
Hasta ese momento le había pedido a mi madre que me diera la receta de cada plato favorito de mi padre.
En ese momento sentí una corriente helada recorriendo mi cuerpo entero.
Jamas me había sentido tan desprotegido, ahora quien me daría esas fuerzas y esos ánimos constantes para seguir adelante?
Ahora quien jugaría conmigo? Quien hablaría conmigo de cosas de chicos?... Como iba a poder vivir sin alguien que significo un escudo protector y ejemplo a seguir para mi?...
En ese momento mi mente había quedado completamente en blanco.
No podía imaginar un futuro sin él, me sentía débil para afrontar eso.
Que pasaría con mi madre?... Que le diría a ella cuando pasara eso?.
Por más que intentara no podía aceptarlo, no quería aceptarlo.
Quería pensar que todo era una pesadilla, y quería despertar ya!... Pero no podía...
Mi corazón estaba lleno de lágrimas y esas lágrimas se desbordaban, era como si me arrancaran parte de mi.
Era como si junto a mi esperanzas, mis ganas de vivir también murieran.
No podía imaginar un futuro sin mi padre, no podía pensar siquiera en como actuaria al día siguiente en el que fuera a visitarlo a ese cuarto de hospital.
No sabia como hacer para poder retener mis lágrimas cuando lo veo a los ojos, ni siquiera iba a poder hablar... Pues mi voz al igual que mi corazón se quebrarían.
Y yo no quería que mi padre me viera así, no quería que se sintiera mal.
Pero pensar en esa separación era demasiado para mi.
Ahora me daba cuenta de todo ese tiempo que desperdicie, de todos esos momentos en el que pasar con él, pero no lo hice.
Ahora me daba cuenta de todas esa veces en las que por inmadurez respondía mal ante sus sermones.
Ahora me daba cuenta de que no quería separarme de él, que realmente lo amaba más que a nada en el mundo.
Que haría si quería volver a verlo?
Que haría si necesitaba ese abrazo reconfortante que solo él podía hacerme sentir.

Jaejoong: Kook... Kook dime algo... Por favor... -puso sus manos en mis hombros-

Mi mirada se encontraba totalmente perdida, no sabia que decir en ese momento.
Mi garganta estaba seca, mi voz no podía escucharse.
Mis manos y mis rodillas temblaban involuntariamente.

Jaejoong: Kook... -toco mi frente- estas muy caliente...

Ya que era de noche y corría mucho viento, Jaejoong se quitó su saco y lo puso en mi espalda cubriendo mis hombros.
Luego hizo que me pusiera de pie.
Cuando estuve de pie, mis piernas no me respondieron y caí de rodillas.

Jaejoong: Kook!... -hizo que me parara nuevamente y rodeo mis hombros con uno de sus brazos-

Jungkook: yo... Yo estoy bien...

Jaejoong: no lo estas... Te llevaré a casa. -empezó a caminar lento junto conmigo.-

Jungkook: no quiero ir a casa...

"LO DESCONOCIDO QUE CONOZCO" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora