El sonido de espera sonó, dos tonos después una voz grave contestó.
-¿Val? Hola, ¿qué tal?
-Buenos días Alex, perdón por llamarte un domingo y tan temprano.
Al otro lado es escuchó una pequeña risa y unas sábanas moviéndose.
-No importa, dime, ¿pasa algo?
-Yo quería pedirte un favor, necesito que me cambies los turnos de la semana que viene...
-Eh, bueno no hay problema pero...
-Me voy a ir al pueblo de mi madre mañana, se que tenías la idea hecha de no ir mañana pero, por favor.
Un suspiro seguido de una pequeña risa se escuchó por la línea.
-De acuerdo
-¡Muchas gra..
-Pero a cambio -interrumpió Alex- me debes una cenita ¿vale?
-Jajaja está bien, gracias de verdad ¡Que pases un buen domingo!
-Igualmente ¡nos vemos!
Valeria pulsó el botón rojo poniendo fin a la llamada. El fondo volvió a aparecer y nuevos whatsApp llegaban a su teléfono. Sin pensarlo demasiado apagó de nuevo el pequeño dispositivo, a veces a Valeria se le pasaba por la cabeza el desconectar de todas las redes sociales, un descanso social de los comentarios hipócritas de todo el mundo y los halagos en fotos.
Alba se asomó al marco de la puerta, vio la delgada silueta de su amiga mirando la pantalla negra del móvil, odiaba verla así. Siempre le pasaba igual, entregaba su corazón al 100% en todas sus relaciones y todos aquellos capullos la rompían, una y otra vez. Se sentó al lado de su amiga y le pasó un brazo por detrás de la espalda
-¿Me quieres? -preguntó Valeria
-Sin dudarlo.
-Yo también -dijo levantando la mirada hacia la de su amiga.
Ambas se levantaron y fueron a desayunar al salón, después recogieron y se vistieron para volver al piso de Valeria.
Una vez allí Valeria se duchó y se cambió de ropa, terminó de recoger aquel piso y preparó la maleta que estaba a medio hacer. Alba ayudó a limpiar la cocina y colocó los cojines de los sofás del salón. Cuando terminaron se quedaron en silencio.
-Oye Val... ¿por qué no te quedas a comer?
-Quiero llegar al pueblo temprano y si salgo ahora pillaré poco tráfico... -Valeria suspiró- quizás esté allí sobre las 4 o las 5, pararé en el camino no te preocupes.
-Está bien... avísame cuando llegues y si pasa algo llámame e iré enseguida.
-Vale, gracias por todo Alba.
-¡Anda cállate y vete ya!
Las dos amigas bajaron al sótano del edificio y se dirigieron al pequeño Fiat Punto azul que estaba aparcado al final de la cochera.
-No te olvides de saludar a todo el mundo de mi parte, ¿vale? y dale un beso a tu madre.
-De tu parte, si.
Valeria subió a su coche y arrancó, se puso el cinturón y bajó la ventanilla.
-¿No quieres que te acerque a tu casa?
-No, me daré un paseo.
-Está bien, nos vemos Alba.
Alba se acercó a la ventanilla y le dio un beso de amigas en la boca.
-Te quiero loca.
-Y yo.
Valeria salió de la cochera y puso rumbo al pueblo de su madre.
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Un día más.
Ngẫu nhiênComo alguien cualquiera, como un día cualquiera, como una historia cualquiera.