El móvil aparecía apagado en la mesilla de noche, mientras, aquella muchacha daba vueltas por la habitación eligiendo algunas prendas y guardándolas lo mejor posible en aquella gran maleta morada, la verdad es que nunca se le había dado bien empaquetar mucha ropa en un espacio pequeño.
Una vez lista se acercó al espejo que había en su escritorio, estaba terrible, unas tristes ojeras se asomaban por debajo de sus grandes ojos miel y algunas grietas en sus labios. Con un suspiro salio de su pequeña habitación y se dirigió al cuarto de baño donde se echó un poco de crema intentando devolver a su piel la suavidad habitual.
El teléfono fijo del salón comenzó a sonar, rápido se dirigió hacia aquella estancia, se sentó en el sofá y descolgó, no le hizo falta mirar el número para identificar a la otra persona.
-¡Necesito salir ya! ¿Chupitos y te cuento?- le dijo a la persona que había al otro lado del teléfono.
-Dame 10 minutos, te espero en el parque.
Rápidamente fue de nuevo al baño, se aplicó un poco de corrector, rimel y pintalabios rojo, se pellizcó un poco las mejillas dándoles un poco de color. Se desenredó el pelo corto con los dedos.
Cogió las llaves y el monedero, salió pegando un portazo.
Llegó al parque de siempre, no había nadie. Estaba empezando a refrescar, sitió un poco de frío y pensó que debería haber cogido la chaqueta al menos, el jersey burdeos era demasiado fino.
-¿Llevas mucho esperando?
-Que va, acabo de llegar. ¿Dónde quieres ir?
-Vamos al Tambalache, ¡allí hacen unos chupitos que te cagas!
Junto a Alba fueron a aquel pub, encontraron unos sillones al fondo del local y decidieron que era un buen sitio para hablar de todo lo que había pasado. De fondo sonaba Fito & Fitipaldis 'Un buen castigo'.
-¿Y bien? ¿Ha pasado algo con Raúl verdad?
-Aveces me das miedo. Si, ya se ha terminado....
-Te escucho...
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Un día más.
De TodoComo alguien cualquiera, como un día cualquiera, como una historia cualquiera.