Por la carretera el sol aparecía en el punto más alto, acariciando con sus rallos la piel de Valeria. Como pensó no había mucho tráfico y se podía permitir acelerar un poco más, en la radio sonaba la canción "Fight Song" de Rachel Platten y enseguida se sintió identificada con la letra, ella iba a ser fuerte, necesitaba serlo.
Hace unos cuantos meses Raul se fue a ver a unos amigos a otra ciudad, Valeria se alegró por el y se contagió de su entusiasmo. Ella quedaría con Alba y tendrían una escapada de amigas a un ESPA, tenían todo organizado y preparado, todo iba bien.
"Miré a mi amiga tumbada en la cama de aquel apartamento, dormía la siesta y aproveché para hacerle una foto, estaba muy graciosa. Me la pondré de fondo de WhatsApp y cuando se levante se la enseñaré, seguro que se cabrea.
Me senté en mi cama con las piernas cruzadas y abrí la conversación de Raul, ví que estaba en línea así que le hablé.
[Cómo va mi chico favorito???]
{Tú chico favorito?? es que hay más??? T-T}
[Jajaja no tontito, eres el único]
{Estamos bien, dentro de un rato iremos a una piscina y después creo que saldremos :)}
[Me alegro mucho cariño, que te lo pases bien!!]
{Gracias, luego hablamos, adiós ^^}
[Adiós :*]
Cerré la conversación y sonreí, estaba contenta por el, ambos nos estábamos divirtiendo y pronto nos veríamos, un par de días más y la espera acabaría."
Valeria apretó el volante, se sintió tan mal, no se dio cuenta antes de nada, estuvo ciega de amor y perdono cosas que alguien con un poco de sentido no hubiera perdonado. Se sintió fatal y no hizo nada más que apretar el acelerador incrementando la velocidad.
A lo lejos vio un pequeño motel y decidió que era un buen sitio para comer algo. Poco a poco disminuyó la velocidad y cogió el desvío para entrar en la zona, aparcó el coche y cogió su bolso y su cazadora. Soplaba un poco de aire, el otoño se hacía notar con su bello color anaranjado cubriendo el paisaje, con esa imagen Valeria subió las escaleras que conducían a la entrada del motel y empujó la puerta. Una vez dentro miró el menú del día, encargó al simpático camarero un plato y se sentó en una mesa pegada a la esquina pasando desapercibida, tentada cogió el teléfono y lo colocó encima de la mesa abriéndose en si una batalla interna, ¿encenderlo o no?
Finalmente lo guardó, llegó su plato, una crema de calabaza recién hecha, con el mismo color que dejaba el otoño y de segundo calamares con patatas, a los que Valeria añadió ketchup y mayonesa, adoraba hacer la mezcla de estos dos, le recordaba a su infancia. Finalmente se lo terminó todo, pagó la cuenta y el camarero la invitó a un café, ella agradecida se lo tomó y retomo su viaje.
Decidida volvió a la carretera y conforme los paisajes se le hacían familiares una oleada de recuerdos la inundaban de nostalgia y felicidad.
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Un día más.
RandomComo alguien cualquiera, como un día cualquiera, como una historia cualquiera.