Único capitulo.

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Todo lo que haces es pensar en Okita-kun.

Hablas de él, sueñas con él y entrenas por él... por su destino, dijiste. Aunque me pregunto qué pasaría si de nuevo tuvieras la oportunidad de cambiar la historia y no estuviera ahí para impedirlo. Incluso olvidas que tenemos un nuevo maestro...

Fui el primero en llegar a esta ciudadela, por lo que más que nadie sentí la tristeza de estar solo.

Estuve esperándote cada día, todos los días. Imaginaba cómo sería cuando finalmente estuviésemos juntos de nuevo, pero en cuanto llegaste lo primero que hiciste fue recordarlo a él... Aquella trágica noche en Ikedaya, cuando me partieron en dos.

¿Por qué Okita me llevó a mí y no a ti? Es algo que nunca sabremos y jamás podremos preguntar... Sé que anhelas haber sido tú, aún si terminabas en cientos de pedacitos. Sinceramente, estoy agradecido por ello; porque así, aunque sea un poco, aunque sea por celos, piensas en mí.

Hay cosas que, a diferencia de ti, no puedo decir tan directamente. Te amo, Yasusada. Y cuando volvimos de la misión del Shinsengumi y dijiste que te marcharías sentí que de nuevo me partían en dos.

Llevamos juntos mucho tiempo, pero es obvio que aún no terminamos de comprendernos. Si lo hiciéramos no me habrías abandonado durante tanto tiempo nuevamente... si lo hiciéramos justo ahora yo podría comprender por qué te has colocado encima de mí.

No entiendo el fuego de tu mirada. ¿Estás enojado? ¿Por qué? Todo lo que he hecho es esforzarme también, tal como tú haces por Okita-kun.

—¡¿Tanto te molesta verme trabajar duro por el maestro?! —digo finalmente. Tú me observas confundido.

—¿Qué es lo que dices, Kiyomitsu?

Aprieto los dientes sintiéndome frustrado e impotente. Cuando te fuiste decidí concentrarme en el entrenamiento, volverme más fuerte para que voltearas a verme aunque fuera un poco.

—Todo el tiempo estás hablando de Okita-kun... me enfurece...

Al fin lo dije. Inevitablemente las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos.

—El único que se la pasa hablando de su maestro eres tú. No sales de su habitación, te marchas en cada misión, ¿qué has estado haciendo?

Eres tan cruel, Yasusada. ¿Cuánto tiempo piensas continuar hiriéndome con tus palabras? ¿Cuánto más vas a dejarme tener un amor no correspondido por ti? Rompe el par de orquillas que hice para nosotros, arrebata de mi cuello el amuleto con el caracol que me obsequiaste... Libérame de este sufrimiento, por favor.

De alguna manera logro sostenerme sobre mis codos haciendo que mi espalda se levante un poco del tatami. Verte es doloroso, así que intento zafarme para poder escapar.

—Kiyomitsu... —me llamas. No deseo hacerlo, pero instintivamente volteo la cabeza ante tu llamado.

Para mi sorpresa te inclinas y me besas. No es para nada lo que esperaba, así que intento alejarme. Me tomas del brazo impidiendo que me mueva más y eso sólo hace a mi llanto fluir más rápido.

Ya no me importa si lo haces para consolarme, o si más tarde te arrepientes. Incluso está bien si dices que lo olvide todo; tomaré la oportunidad.

Me levanto y me siento sobre tu regazo. No soy ningún experto besando, pero hay muchas cosas que deseo hacer contigo. Reclamo tus labios con hambre, los beso una vez y los vuelvo a tomar. La temperatura de mi cuerpo comienza a elevarse, poco a poco siento cómo te contagio de ella.

Cuidadosamente me abro paso entre tus dientes e inserto mi lengua. Jamás me imaginé haciendo este tipo de cosas y mucho menos contigo, pero se siente tan bien que podría caer gustoso justo ahora. Enredo mis manos en tu nuca, deseo acortar la distancia entre nosotros lo más posible.

Celos (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora