Capítulo 2

200 4 2
                                    

Mi día había sido muy aburrido, mi jefe no se presentó, así que me pasé toda la tarde jugando al Candy Crush y mirando a la puerta por si acaso venía. Y comiendo, porque el mundo me odia y al lado de mi despacho nuevo está la máquina expendedora de comida basura, y cuando me aburro me da por comer. Y no es lo que se dice sano.

Cerré la puerta de mi coche y entré en el bloque de apartamentos en el que vivía. Abrí la puerta de mi casa, dejé mi abrigo y mi bolso en el perchero de la entrada y fui a cambiarme.

Me tiré en la cama boca abajo, cansada de no hacer nada, como diría mi madre. Cuando estaba a punto de quedarme dormida mi portátil empezó a sonar, avisándome que tenía una videollamada de mi madre.

Lentamente me levanté de la cama y cogí mi portátil, contestando mientras volvía a tirarme en la cama.

-¡Hola, cariño! 

La cara de mi madre apareció en la pantalla de mi ordenador, sonriente, con su pelo castaño recogido en una coleta, mi familia vivía en Madrid. Mis hermanos y yo habíamos nacido en Estados Unidos, mis padres vivían allí por el trabajo de mi padre. Cuando la empresa decidió mandarlo de vuelta a España yo me quedé porque estaba haciendo la carrera en Estados Unidos y luego conseguí trabajo aquí. Pero mi hermano había acabado la universidad y mi hermana era más pequeña y no le importaba mudarse.

-Hola, Mami.

-¿Qué tal te va por allí? ¿Y el trabajo? 

-Bien, supongo, me han trasladado.

-¿Por? Creía que te iba bien con tu antiguo jefe, el viejo ese.

-¡Mamá! No era tan viejo, y me trataba bien.

-Si tu lo dices, cielo. Bueno, ¿y que tal el nuevo jefe?

-No sé.

-¿Como que no sabes? ¿Es tu jefe pero no te ha dirigido la palabra?

-Más o menos, no lo he visto todavía. Bueno, ¿que tal tú por Madrid? ¿Y Papá?

-Bien, tu padre está por ahí con Marta , y además tu hermano dice que tiene novia, ¿te lo puedes creer? Y cuando le dije que la trajera a casa me dijo que todavía no, que la íbamos a asustar, parece que tu hermano piensa que somos unos locos, o unos trabajadores de una casa del terror, porque si no, no me lo explico.

Cuando mi madre terminó de hablar yo ya había empezado a reírme como una loca, la verdad es que entendía porqué Hugo, mi hermano mayor, no quería llevar a su novia a casa, mi hermana pequeña Marta era la única medio cuerda de la familia (a parte de mí), mi madre se pasaba tres pueblos cuando alguien iba a casa y mi padre no hacía nada para calmarla por lo que mi madre se ponía nerviosa y la persona que venía acababa sintiéndose incómoda. Normalmente mi padre y Hugo se reían cuando esto ocurría, pero ahora que era su novia a Hugo no le iba a servir ese plan.

-Mamá, seguro que le da vergüenza, ya os la presentará.

Mi madre parecía ofendida y me arrepentí al instante de haberle dicho eso.

-¿Como? No debería avergonzarse de su familia, somos normales y no tenemos a nadie en el manicomio, no veo de qué podría avergonzarse.¿Tú también te avergüenzas de tu familia?

-No para nada, olvida lo que he dicho Mamá, seguro que es por otro motivo. Oye, ¿está Hugo por ahí?

-Sí, voy a llamarle, a ver si tu le convences de que traiga a su novia.

Mientras lo decía mi madre ya se estaba levantando y yéndose a buscar a mi hermano, me quedé mirando la cocina de mi casa de Madrid mientras mi madre le gritaba a mi hermano que yo quería hablar con él. Por un momento todo se quedó en silencio hasta que oí los ruidosos pasos de mi hermano, que por fin venía a hablar conmigo.

De repente la cabeza de mi hermano ocupó toda la pantalla, con su pelo castaño ondulado, igual que el mío peinado para que no pareciese que se acababa de levantar de la cama (como solía pasar y con camisa y americana, lo que era casi imposible para mi hermano, que no se arreglaba a menos que fuera Navidad.

-Hola, Juls.

-Hola, Hugo.- Pongo mi mejor sonrisa inocente- Un pajarito me ha dicho que tienes novia.

A mi hermano le cambia la cara.

-¡MAMÁ ERES UNA COTILLA! - Dice gritando en dirección a la puerta de la cocina, por la que hace unos minutos había salido mi madre.

-¡ES TU CULPA POR NO PRESENTÁRNOSLA!- Se oye gritar a mi madre desde otra habitación. Y luego se la oye reírse como una loca.

-¿Por qué no me lo has dicho? -Le digo en tono acusador, y luego pongo mi cara inocente otra vez- Creía que éramos MHPS.

-¿MHPS?- Dice aguantándose la risa.

-Sí, Mejores Hermanos Para Siempre, y me has decepcionado mucho, anda, pásame a alguien que me decepcione menos.

-Marta y Papá se han ido a comprar una botella de vino porque mañana vienen los abuelos.

-Bueno, entonces me tocará hablar contigo. -Digo riéndome mientras él pone su mejor cara de ofendido, que le sale poco creíble, si mi hermano se metiera a actor se moriría de hambre.- Bueno, entonces, háblame de tu novia.

-Se llama Clara, estudia enfermería, está en el último año, y ya.

-¿Cómo que "y ya"? No me has contado nada.

-Bueno, se está haciendo tarde y ¡OH! Mamá me llama.

Hace una pésima interpretación y rápidamente cuelga. A este paso no sabremos nada más de ella nunca, debe de gustarle mucho para protegerla de esa forma de nosotros.

Con un suspiro miro la hora y veo que todavía son las siete, y aunque llevo mucho tiempo viviendo en Estados Unidos, no me acostumbro a sus horarios para comer. Toda mi vida he cenado a las diez y eso no va a cambiar solo por vivir en otro país. Así me pongo mis zapatillas de correr, el chándal y salgo a correr por las calles de Chicago.

A las ocho salgo a comprar al supermercado de la esquina de mi casa, porque hasta hoy tenía un montón de trabajo y me estaba quedando sin nada comestible en casa.

Cuando terminé ya no sabía que hacer con mi vida para no morir de aburrimiento, estaba acostumbrada a trabajar hasta las seis en la oficina y luego venir a casa y trabajar hasta la hora de cenar, las diez. y luego cenar y ver una película o leer hasta quedarme dormida. Esto de no tener trabajo era una mierda, si continuaba así iba a pedir un traslado.

Cuando estaba a punto de tirarme por la ventana del aburrimiento mi teléfono empezó a sonar y en la pantalla apareció el nombre de Jane.

-¿Hola?¿Jane?

-Hola Juls.

Sonaba cabreada, solo había sido testigo de Jane así de cabreada un par de veces, pero me había bastado para ver que no era algo agradable.

-¿Qué ha pasado?

-El idiota de mi jefe, eso ha pasado, no puede salir a comer, no puede hacer llamadas personales, ya de paso no puede respirar - Dice imitando la voz del señor Adams- Además resulta que ese imbécil es el mismo imbécil de la discoteca del otro día, así que me mira con condescendencia, como si fuera un zorra que se va ligando a todo hombre que entre en una discoteca. -Dice todo esto de corrido y sin pararse a respirar.

-Jane, relájate. Siempre puedes pedirle a la organizadora que te cambie de puesto.

-¿Al orco? Ni de coña, me dijo antes de empezar que no creía que aguantase mucho en ese puesto pero que no tenía otra opción para el señor Adams.

-Supongo que no te apetece renunciar.

-Pues no mucho.

-Pues te toca aguantarte-Dije imitando el tono de voz que había empleado hace unos segundos.

-Pero que mala eres, bueno te dejo me llama Luke, y ya sabes como se pone la reina del drama cuando no le haces caso.

-Vale, hasta mañana.-Dije riendo y colgué dejando a mi mejor amiga con su compañero de piso y mejor amigo gay.


Best FriendWhere stories live. Discover now